De 1941 a 1947, durante la Segunda Guerra Mundial, se exilió en México la escritora alemana Anna Seghers, quien tenía dos características de las víctimas del Tercer Reich: era comunista y de origen judío. Tal como pasó, por ejemplo, con Thomas Mann, Bertolt Brecht y Ernest Hemingway, sus libros fueron quemados por el Estado alemán.
Durante su paso por México, Seghers escribió sus novelas más reconocidas: "Tránsito", "La séptima cruz" y una serie de narraciones breves, entre las que destaca "La excursión de las muchachas muertas". En la misma época fundó el Club Heinrich Heine, donde encontraron eco los intelectuales antifascistas, y vivió en la calle Río de la Plata, en la colonia Cuauhtémoc, y en la hoy desaparecida avenida Industria, en la Escandón. En junio de 1943 fue atropellada en Reforma y permaneció algunos días en coma.
Un año después, La séptima cruz fue llevada al cine por el director austriaco Fred Zinnemann, y en 1947 —de vuelta a Berlín, habiendo dejado México definitivamente—, la novela también fue reconocida con el Premio Georg Büchner, equivalente al Cervantes. Pero son sólo dos de varias adaptaciones y premios que ganó a lo largo de su vida; en 1967 fue candidata al Nobel.
A partir de 1986, tres años después de su muerte y por petición testamentaria que la autora le encomendó a la Academia de las Artes de Berlín, un escritor alemán y uno latinoamericano reciben el Premio Anna Seghers (Carmen Boullosa y Yuri Herrera son algunos de los mexicanos que lo han ganado).
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Sin embargo, “más allá de círculos académicos y literarios, en nuestro país hay un público que ignora por completo quién fue Anna Seghers. Todavía en el presente ella es una de las escritoras más importantes de Alemania. Se habla mucho de los escritores exiliados, pero no de las escritoras. Salvo Seghers, incluso en Alemania están olvidadas”, dice Claudia Cabrera, traductora de la primera versión de Tránsito (La Cifra y Elefanta Editorial, 2021) al español de México.
En el presente, 80 años después de su llegada a México, la obra de Seghers empieza a ser recuperada gracias al trabajo del Goethe-Institut, el Instituto Francés de América Latina y dos personas a las que marcó el paso de Seghers por México: Netty Radvanyi, cineasta, directora de artes vivas y bisnieta de Seghers, y Claudia Cabrera, especialista en literatura alemana.
La marca de Netty Radvanyi vino desde su propio nombre porque Anna Seghers fue, en realidad, el seudónimo de Netty Reiling, quien tomó el apellido Radvanyi de su esposo László, sociólogo y economista húngaro que, dato curioso, fue profesor en la UNAM y pionero en el trabajo de encuestas de opinión pública.
Su bisnieta, Netty Radvanyi, tiene, entonces, el mismo nombre civil que Anna Seghers. “Siempre tuve cariño por México porque es el país que salvó a mi familia. Mis padres viajaban mucho a México, pero yo no iba con ellos. Fue hasta 2015 que mi mamá me propuso acompañarla”. Desde hace seis años Radvanyi vive en México.
Además de conocer México, su objetivo principal era filmar un documental sobre Seghers y su estadía en el país. “De todas las adaptaciones que se han hecho, ninguna aborda propiamente la trayectoria de vida de Anna Seghers. Quiero que sea una producción entre México, Berlín y Marsella, lugares fundamentales en la época del exilio de Seghers. Sería un trabajo internacional, por eso mismo he tardado. Para mí es el proyecto prioritario del año que viene y la forma de su escritura ha sido un reto. No quiero hacer un documental para la televisión o algo tan clásico; estoy buscando un resultado artístico, con animación. Sé que será lento”.
La recuperación de la figura de Seghers empezó en noviembre, en el marco de la Semana de Cine Alemán en México, que organizaron el Centro Cultural Alemán Monterrey y el Goethe-Institut, con el exilio como eje temático, la proyección de las adaptaciones cinematográficas de los libros de Seghers y un curso sobre el exilio alemán en el cine y literatura en el que participó Netty.
En la obra tres actrices interpretaron a Seghers en la adolescencia, la madurez y la vejez, durante una especie de recorrido a través de una casona en la San Miguel Chapultepec que sirvió de escenario; locación elegida por la cercanía con el sitio donde vivió la escritora. “Queremos empezar una temporada más larga en México, llevarla a Francia y Alemania”. La cineasta resalta que otro de sus proyectos es organizar un simposio con los ganadores del Premio Anna Seghers.
En 2021 hubo un eslabón más: a través del Goethe-Institut, Radvanyi entró en contacto con Claudia Cabrera, quien a finales de 2019 ganó la beca del Sistema de Creadores del Arte para traducir el ciclo de novelas de Seghers en el exilio mexicano. “Netty tenía en mente un proyecto multidisciplinario sobre su bisabuela y había pensado en reeditar las traducciones viejas que ya existían de Seghers. Le conté que ya lo estaba haciendo y empezamos a trabajar”, afirma Cabrera.
Desde los últimos meses de 2019 empezó a traducir Tránsito, una novela sobre el exilio de un hombre y su búsqueda de una visa de tránsito. Este año se publicará La séptima cruz y, el próximo, los relatos La excursión de las niñas muertas, El azul verdadero, Crisanta y El regreso del pueblo perdido. La embajada mexicana en Berlín, detalla Cabrera, ya mostró su interés por la publicación de Tránsito.
- Su nombre verdadero es Netty Reiling.
- Su seudónimo podría ser un guiño al paisajista holandés Hercules Pieterszoon Seghers.
- Era miembro del Partido Comunista Alemán y renunció a la comunidad judía.
- Su primer libro, La revuelta de los pescadores de Santa Bárbara, ganó en 1928 el Premio Kleist.
- En 1933, la policía secreta la arrestó; ella formaba parte de la Liga de Escritores Revolucionarios Proletarios.
- En 1933 se refugió en París.
- En 1941, en Marsella, consiguió su visa de tránsito y viajó a México , donde vivió seis años.
- En diciembre de 1951, Seghers recibió el Premio Lenin de la Paz.
- Murió el 1 de junio de 1983 en la entonces Berlín Oriental.
- En 2018 se estrenó la película alemana En tránsito, de Christian Petzold, basada en su obra Tránsito.
- Es mencionada en la película Adiós a Lenin, de Wolfgang Becker.
Una historia para el presente
De la relevancia que la obra de Seghers tiene en nuestra época, la traductora dice que Tránsito es una novela sobre el desplazamiento forzado y los exilios de Europa hacia América. “La gente tuvo que salir exiliada por sus convicciones políticas o su filiación religiosa. Algo que no ha dejado de pensar en ningún momento. Pensemos en los flujos migratorios de América Latina a Estados Unidos, de África a Europa o de Ucrania a Europa Occidental ahora por la guerra. Oleadas de personas forzadas a dejar sus bienes materiales, su educación, su trabajo y su vida entera para sobrevivir. Y sigue el trato deshumanizado a los exiliados que llegan a países salvando la vida”.
Recuperar la obra de Seghers es, de alguna forma, un “monumento literario” a Gilberto Bosques, el cónsul mexicano que rescató a refugiados republicanos españoles, a judíos y comunistas alemanes. “En conjunción con el gobierno de Lázaro Cárdenas, Gilberto Bosques fue, para dar un símil que conoce más gente, como el Oskar Schindler de México. Una manera de saldar esa deuda es traducir a Seghers”.
¿En cuántas partes del mundo no hay represión o campos de exterminio, reeducación, acogida o refugio, donde no se acoge ni refugia a la gente?, pregunta Cabrera. “Se les mete como si fueran animales, hacinados, en condiciones sanitarias deplorables con tortura física y psicológica. Eso no se quedó congelado en el tiempo y le da vigencia a la obra de Segher. Quizá ya no son nazis, pero son otras fracciones, otros tipos de gobiernos y dictaduras”, concluye.
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