La llamada Guerra Sucia que emprendió el Estado mexicano entre 1964 y 1985 en contra de opositores, comunidades y organizaciones político-militares dejó como saldo un elevadísimo número de personas desaparecidas de manera forzada.
Asimismo, la cantidad de documentación e información producida por los órganos del Estado que perpetraron las desapariciones, pero también por las familias de las víctimas, las organizaciones que las han apoyado y la prensa, es enorme y está contenida en miles de cajas y múltiples repositorios, incluidos el Archivo General de la Nación y los archivos de concentración de algunas fiscalías (antes procuradurías).
Obviamente resulta muy difícil, si no imposible, manejar esa gran masa de documentación e información con herramientas simples; por eso, con la finalidad de aprovecharla en beneficio del objetivo con que fue creada, la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNB), dependiente de la Secretaría de Gobernación, recurre al sistema Angelus, llamado así en alusión al concepto “Ángel de la Historia”, de Walter Benjamin, quien a su vez se inspiró en el dibujo Angelus Novus, de Paul Klee, para concebirlo y describirlo.
“Este sistema es un programa de computadora que sirve para organizar la documentación disponible, extraer información de ella y analizar los datos relacionados con las desapariciones forzadas cometidas de 1964 a 1985. Está inspirado, en buena medida, en el proyecto ‘Archivos de la Represión’, de la organización civil Artículo 19, que desde hace años cataloga, entre otros, un fondo de documentación de la Dirección Federal de Seguridad, una agencia de inteligencia y contrainsurgencia del gobierno mexicano que operó de 1947 a 1985”, dice Javier Yankelevich Winocur, historiador egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que dirige al Equipo Especializado en la Búsqueda de Personas Desaparecidas Víctimas de Terrorismo de Estado de la CNB.
Tres módulos
El sistema Angelus tiene tres módulos principales: el repositorio, que permite cargar y clasificar todo tipo de documentos digitales (testimonios transcritos, informes, notas de prensa, etcétera); el anotador, que permite capturar datos mediante formularios, ver los documentos y establecer qué personas, organizaciones, lugares y eventos están descritos en ellos y cómo se asocian entre sí; y el módulo de consulta, que permite revisar la información que se ha volcado en la base de datos del anotador en forma de grafos de conocimiento y fichas, y extraer documentos.
“Además, hay otros módulos en los que se pueden hacer filtrados analíticos y preguntar, por ejemplo, cuántas víctimas de desaparición forzada estuvieron en el Campo Militar Número 1 entre tal fecha y tal fecha. Ahora bien, conforme el grupo de científicos de datos y matemáticos continúe el desarrollo informático, se podrán elaborar más productos de análisis, mapas y líneas del tiempo”, asegura Javier Yankelevich.
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Origen Puma
En 2019, basados en la convicción de que la sistematización era imprescindible en su labor de búsqueda, Yankelevich Winocur y sus colaboradores crearon el primer diseño conceptual del sistema Angelus.
“Posteriormente tuvimos un acercamiento con el antes Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que comenzó a darnos asesoría técnica y, a partir de finales de ese año, financiamiento para que un pequeño grupo de científicos de datos y matemáticos pudiera programar el sistema.”
En la actualidad, el hoy Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) financia un proyecto de investigación dentro de la línea del Programa Nacional Estratégico de Seguridad Humana para que el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) apoye, en coordinación con la CNB, la programación y el procesamiento de documentos del sistema Angelus.
En palabras de Yankelevich Winocur, el sistema Angelus “tiene un origen Puma”, pues, así como él, el jefe de programación, Víctor Mireles, y la jefa de análisis, Mariana Martínez, son egresados de la UNAM (uno es computólogo y doctor en Ciencias; y la otra, doctora en Ciencias Biomédicas).
“Por si fuera poco, casi todos nuestros analistas estudiaron la licenciatura en Historia o la licenciatura en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de esta misma casa de estudios”, agrega.
Problema de derechos humanos
La CNB forma parte de la Comisión para la Verdad, la cual tiene cinco mecanismos, entre ellos el Comité de Impulso a la Justicia y el Mecanismo de Esclarecimiento Histórico, cuyos equipos de investigación igualmente pueden utilizar dicho sistema a fin de realizar consultas y cumplir sus respectivas funciones.
“Por otro lado, en una estrategia de coordinación con las fiscalías generales de Justicia y los ministerios públicos, la CNB procura que los agentes encargados de investigar las desapariciones forzadas también lo utilicen. Y se espera que, a medida que vayamos consolidando algunos procesos y acuerdos jurídicos, cada vez tenga más usuarios. Incluso, algunas organizaciones civiles de otros países han mostrado interés en acceder al software de este sistema para tratar de resolver sus propios casos de desaparecidos”, apunta Yankelevich Winocur.
En suma, lo que desarrolla el Equipo Especializado en la Búsqueda de Personas Desaparecidas Víctimas de Terrorismo de Estado de la CNB es una solución científica a un problema de derechos humanos que desde hace décadas lacera profundamente a México.
“Por supuesto, la localización de las personas desaparecidas durante la Guerra Sucia es el objetivo primordial. Y los primeros que habrán de enterarse de que alguna fue localizada serán sus familiares, y si consienten en que esto se haga público, lo compartiremos con toda la sociedad.”
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