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Con un rayo ultrapotente de luz plateada, los "Ángeles de la Belleza" borran las letras negras de un graffiti de "El Ponte Vecchio" de la ciudad italiana de Florencia.
Los turistas y enamorados suelen pintar graffitis en este puente medieval conocido mundialmente, donde los joyeros venden oro desde hace siglos. "Mi gatito, te quiero", se lee en uno de ellos en medio de corazones entrelazados.
Las cosas empezaron a cambiar con la llegada de los "Ángeles de la Belleza". Son voluntarios de todas las edades que quieren contribuir a devolver el esplendor a los monumentos de Florencia gracias a una tecnología láser de última generación, creada por la empresa italiana El.En.Group .
"El láser 'disipa' el grafiti, sin dañar la piedra que hay abajo", explica Daniela Valentini, al frente de un equipo de "Ángeles", mientras se encarga de quitar "la firma" dejada por un turista. "Algunos grafitis son más difíciles de eliminar porque tienen colores como el plateado o el rojo. También depende de cuánto tiempo llevan ahí y de la porosidad de la piedra", asegura.
Se oye crepitar la piedra cuando esta voluntaria de 56 años pasa el láser por encima del "I was here" (yo estuve aquí). " Hemos limpiado varios sitios en al menos 28 lugares del mundo que son parte del patrimonio mundial de la UNESCO", afirma el director general de El.En, Paolo Salvadeo.
El láser limpia tanto los frescos como las estatuas o el bronce, asegura. Su compañía, especializada en la fabricación de láser industrial o de uso médico, donó estos aparatos a varios museos del mundo, como el MOMA de Nueva York o el del Vaticano. Pero el que proporcionó a los "Ángeles" florentinos es el primero de su generación, concebido especialmente para borrar grafitis. Una tarea compleja Para borrar las marcas se requiere tiempo.
Foto: Tiziana FABI / AFP
Limpiar apenas 10 centímetros cuadrados de piedra con la ayuda de este utensilio, que cuesta unos 70 mil euros, toma al menos 20 minutos.
La técnica de proyección de arena arranca una pequeña parte de la superficie tratada. El láser, por el contrario, puede restaurar monumentos sin dañarlos, explica Salvadeo. Roberto Lepri, un jubilado de 67 años, es un "Ángel" desde hace dos días. Este antiguo electricista cursó una formación especial para poder dedicarse a ello.
"Todos tenemos que hacer lo posible por impedir que estos aerosoles de pintura degraden la ciudad. Llevará su tiempo pero ahora tengo mucho", declaró. Necesitará paciencia. Una zona del puente limpiada en enero vuelve a estar cubierta de graffitis, una situación "muy frustrante ", reconoce Valentini. "Me gustaría que los niños vieran el tiempo que ellos tardan en escribir un mensaje y el que nosotros necesitamos para borrarlo".
akc