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El techo que resguardaba la Casa de las Águilas en la Zona Arqueológica del Templo Mayor se vino abajo hace 13 días. Los restos permanecen en el sitio, pues aún cumplen con su función de atajar los posibles daños por el intemperismo, pero especialistas ya determinaron que se trata de una estructura metálica que pesa unas 60 toneladas, característica que hace imposible que sea retirada en un solo movimiento.
El 28 de abril se registró una fuerte granizada en la Ciudad de México. El peso del granizo fue tal que provocó el colapso de una de las cuatro techumbres del Templo Mayor que protegen los vestigios arqueológicos de la zona.
Ahora, 13 días después, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia informaron que ya está en proceso un análisis estratégico que permita realizar el retiro de la estructura metálica sin afectar el patrimonio que está en la calle Justo Sierra casi esquina con República de Argentina, pues se trata de la Casa de las Águilas.
Ese edificio fue construido hacia la etapa V del Templo Mayor (1480 d.C.) y “sobre él se colocó una nueva etapa constructiva, de la que vemos el basamento y dos escaleras que permitían llegar a su interior. La etapa anterior pudo excavarse y consiste en un vestíbulo en forma de L con restos de pilares. Uno de los dos accesos muestra banquetas policromadas con representaciones de guerreros en procesión. Sobre las banquetas y a ambos lados de la puerta se encontraron las dos formidables figuras de barro de guerreros águila casi de tamaño natural”, señaló Eduardo Matos en su artículo “Recinto de las Águilas o Casa de las Águilas”, publicado en la revista Arqueología Mexicana, en 2014.
En ese mismo texto, el arqueólogo indicó que al parecer, esa edificación estaba destinada “a ciertas ceremonias, pues en su interior se han detectado, mediante técnicas de arqueometría y otras, acumulación en determinadas áreas de restos de componentes de la sangre, como en las grandes esculturas de barro, y la presencia de productos que contenían grasas vegetales y animales, así como carbohidratos de una sustancia rica en azúcares y almidones, posiblemente pulque”.
Actualmente, encima de la Casa de las Águilas están los restos del techo diseñado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez en los 80. Sin embargo, tras su colapso se colocaron elementos para proteger de posibles daños por escurrimientos a los pisos de estuco y banquetas polícromas.
También fue apuntalado con madera y metal en puntos estratégicos y “de acuerdo con lo que determinaron los especialistas a cargo, la techumbre caída no se puede retirar en un solo movimiento debido a su peso —aproximadamente 60 toneladas—, a motivos tanto logísticos como de cargas naturales del piso y el subsuelo, así como a los riesgos de provocar daño en el edificio prehispánico”, dijo el INAH.
El Instituto detalló que serán reforzadas las protecciones que se instalaron de manera emergente, para luego iniciar con los trabajos de remoción, proyecto en el que trabajan especialistas de las coordinaciones de Conservación del Patrimonio Cultural y de Obras y Proyectos del INAH, del Departamento de Restauración del Museo y del Proyecto Templo Mayor, e ingenieros estructuristas de la empresa TGC Geotecnia S.A. de CV.
La jefa de Restauración del Museo del Templo Mayor, Mariana Díaz de León Lastras, dijo que “el reto es quitar la techumbre sin dañar nada arqueológico, y que se coloque la nueva estructura de manera inmediata, ya que los vestigios no pueden quedar a la intemperie”.