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Ana Frank
, la adolescente de origen judío autora del célebre diario que escribió en Amsterdam mientras se escondía de los nazis, cobra vida en una conmovedora adaptación al cómic diseñada para atraer al público joven.
El proyecto, que se edita mañana en España, Argentina, Perú y Uruguay publicado por Penguin Random House, es obra del cineasta israelí Ari Folman y del ilustrador ucraniano David Polonsky, una exitosa pareja que ya trabajó en el premiado filme de animación Vals con Bashir (2008).
Folman y Polonsky convirtieron en viñetas los profundos y brillantes pensamientos que la adolescente Frank escribió entre 1942 y 1944, cuando malvivió escondida en un piso franco de Amsterdam, antes de morir en 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
"Lo más difícil fue condensar en 150 páginas un diario con 360 y ser fiel a lo que ella contaba", explicó en una entrevista Folman, cuya familia, como la de Ana Frank, también fue perseguida en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) por ser judía.
Para Polonsky, el desafío fue no caer en la monotonía a la hora de plasmar en imágenes el mismo emplazamiento que se repite en el diario original, el escondite que la familia de Ana Frank compartió con otros cuatro ocupantes.
El dúo Polonsky-Folman aceptó el encargo de la Fundación Ana Frank -el organismo que gestiona el legado de la adolescente- después de pensárselo bastante.
Consideraban que era difícil aportar algo nuevo sobre la historia Ana Frank, muy explotada comercialmente desde que el diario se publicase en 1947 y se convirtiese en un rotundo éxito de ventas.
"Al final, realizar este libro me lo tomé como una misión, no como un trabajo. Tenía que hacerlo", contó el director de cine, quien citó a su madre, superviviente de los campos de concentración actualmente con 95 años, como una sus motivaciones.
Divulgar el Holocausto entre los lectores más jóvenes es el principal objetivo del proyecto gráfico. Para ello, los autores les interpelan con un lenguaje visual y dinámico, que evoca al de internet.
"A un chaval le diría: 'Intenta las 20 primeras páginas, a ver si te gusta'. Pero no le rogaría que lo leyese", comentó Folman.
Aunque había leído el diario en su juventud, volver a hacerlo le sirvió para apreciar aún más la personalidad de la joven, quien comenzó a escribirlo con solo 12 años.
"Tiene muchas declaraciones feministas, como en la que denunciaba que las mujeres eran apenas vistas como máquinas de hacer bebés, que eran criadas para ser máquinas de guerra. ¡Es increíblemente inteligente!", sostuvo Folman.
Las tensiones con su madre y con su hermana mayor -ambas también muertas en los campos de concentración-, la admiración con la que hablaba de su padre -el único superviviente a la guerra-, cómo se enamora, y la forma en la que discute con los otros adultos del escondite también fascinaron al cineasta.
Pero este cómic que recoge las vivencias en cautiverio de Ana Frank no solo es capaz de atraer al público juvenil.
Desde que el cómic Maus , de Art Spiegelman, fuese premiado con un Pulitzer en 1992 por la original forma en la que abordó el Holocausto (los ratones eran los judíos y los gatos los nazis), los cómics se ven de otra manera, saludó Polonsky.
"La importancia de Maus es que abrió las puertas la tratar cosas serias con una novela gráfica. El éxito de Maus sirvió para abandonar la idea de que los cómics eran solo para superhéroes", sostuvo el dibujante.
Aclaró, no obstante, que el proyecto de Ana Frank es "completamente diferente" al de Spiegelman por cómo se narra la historia: una se basa en el testimonio del padre ( Maus ), la otra es en primera persona.
Una historia, la de Ana Frank, salpicada de brillantes observaciones, pero también de penurias que evocan a las que todavía se viven en la propia Europa.
¿Cómo habría vivido Ana Frank la crisis de los refugiados? "Estaría devastada por su forma tan humana de encarar las cosas", juzgó Folman. "Tendría unos 87 años. Estaría todavía activa", terció Polonsky.
sc