Con verdades a medias, María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, habla de los problemas en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Verá usted, el jueves la funcionaria dio una entrevista a Jenaro Villamil, otro funcionario de esta administración. Ahí dijo que ella ha estado abierta al diálogo, claro, aunque se le olvidó mencionar que en varias ocasiones los estudiantes la buscaron antes de que tomara la decisión de designar a José Antonio Romero Tellaeche como director del CIDE. También dijo que Romero es un “académico prestigiado”, que cuenta “con cartas de recomendación inobjetables de personalidades académicas científicas tanto del país como de fuera”. ¿Entonces a Álvarez-Buylla sí le importan las cartas? Recordemos que van incontables cartas firmadas por instituciones como Harvard u Oxford, así como por diferentes personalidades, incluidos los premios Nobel, Jean-Marie Gustave Le Clézio y James Heckman, por su preocupación de lo que ocurre en el CIDE. La funcionaria no desaprovechó la emisión de la tele oficial y envió un mensaje a la comunidad cideíta: “Tengan confianza en que no se van a permitir por parte de Conacyt autoritarismos”. ¿La decisión de Romero de destituir a los académicos Catherine Andrews y Alejandro Madrazo Lajous de sus puestos académicos no eran indicios de autoritarismo?, ¿no es otra señal que Romero haya decidido contratar el Servicio de Protección Federal para la vigilancia del CIDE? Total que las inconsistencias siguen, aunque tal parece que en el mundo de la Cuarta Transformación van muy bien.
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