A tres años de haber sido afectada por el sismo del 19 de septiembre de 2017, la Sacristía y la Pinacoteca del Templo de San Felipe Neri, La Profesa, comienza a ser atendida por del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) , para su restauración.
El templo ubicado en Isabel la Católica 21, esquina con Francisco I. Madero, en el Centro Histórico, tiene daños en su sacristía y en su pinacoteca, emblemático espacio donde se conservan 350 retablos de los siglos XVII, XVIII y XIX, considerados uno de los patrimonios de arte novohispano más importantes del país, con obras de artistas como Cristóbal de Villalpando, Antonio de Torres, Pelegrín Clavé, José de Alcíbar, Miguel de Herrera, Juan Correa y Miguel Cabrera.
En su fachada, el inmueble luce sin ningún daño; sin embargo, al llegar al fondo de la planta baja, en la sacristía, todo es diferente pues las amplias grietas permiten ver las entrañas de un Monumento Histórico que en 2020 cumplió 300 años.
Arriba de la sacristía se encuentra la pinacoteca, espacio que fue reacondicionado desde hace 40 años, porque originalmente era la Casa Habitación de los Padres.
En cuatro décadas, la pinacoteca se podía conocer a través de recorridos, pero esa actividad tuvo que parar desde el 19 de septiembre de 2017, debido al sismo.
Sin embargo, como una señal de esperanza, en diciembre pasado, el INAH, a través de una empresa privada, comenzó a embalar las obras de arte novohispanas que aún permanecían en el sitio.
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El párroco Luis Martín Cano relató que en tres años, La Profesa no recibió algún tipo de monitoreo para ver el progreso de los daños.
“Ahora en diciembre vinieron a desmontar, embalar e identificar las pinturas, sólo se ha hecho eso, no hay más. Se desmontaron las piezas para liberar los espacios y que se pueda trabajar en la restauración. No tenemos fechas, no tenemos ningún calendario, pero ya se cumplió con esta etapa”, informó el sacerdote en entrevista.
De las 350 piezas, sólo se desmontaron las ubicadas en dos salas: Newman y Mariana, y fueron colocadas en una estructura hecha especialmente para resguardar las obras.
“Este trabajo representa una primera etapa. Previo a ese trabajo, los especialistas vinieron para hacer un estudio sobre los materiales y la cantidad de personal que se necesitaba para el retiro de las obras, que se hizo entre diciembre y enero”, señaló Luis Martín Cano.
El párroco enfatizó que ni la empresa ni el INAH les dieron alguna indicación de cuándo seguirían los trabajos: “No se fijaron fechas. En tres años, no se vinieron a hacer trabajos de monitoreo, sólo nos dijeron que este año iniciaría la reconstrucción”.