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“La vigencia de Alí Chumacero hay que buscarla más que en preguntarle a la gente si está leyendo o qué ha leído de este autor, en la hechura de su obra”, porque “buscó la palabra, el verso exacto y el poema perfecto”, expuso el escritor Marco Antonio Murillo .
En el marco del homenaje “Miro nacer la tempestad. Cien años de Alí Chumacero”, que recuerda el centenario del natalicio del poeta, editor y ensayista, se celebró la mesa “Alí Chumacero leído y comentado por poetas de Tierra Adentro ”, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villarrutia.
Además de Antonio Murillo participó la escritora y doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Lorena Ventura, y como moderadora la escritora Moriana Delgado.
El escritor y poeta, maestro en Escritura Creativa por la Universidad de Texas, en el Paso, lamentó que su generación, la de la década de los ochenta y posteriormente la de los noventa “no esté leyendo, como se debería, a un hombre que fue un gran poeta y lo sigue siendo”.
El Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos , en 2009 y del Premio Estatal de la Juventud en Artes, 2014 remarcó: “La lectura de Alí Chumacero sigue resistiendo a lo que nos dice el tiempo”.
La belleza que tiene su poesía “es que es breve, y por ser breve, se puede analizar y ver qué estaba pasando a lo largo del tiempo que desarrolló toda su poesía. Se puede leer como una misma obra, de corrido, como si fuera parte de un mismo libro”.
Marco Antonio Murillo
habló de los libros "Páramo de sueños" (1944); "Imágenes desterradas" (1948) y "Palabras en reposo" (1966), expuso que en los dos primeros se dedicó a fundar una poética basada en lo abstracto y en cierto hermetismo.
“Ahí funda los temas que estaría abordando a lo largo del tiempo. Como que los está ensayando, por eso están bastante abstractos y difíciles de entender, son poemas para poetas”.
En su consideración esta trilogía de textos “es una obra que necesita leerse varias veces. Pero cuando llega "Palabras en reposo" todas estas abstracciones tocan piso, encuentra un tema que pertenece al mundo terrenal”.
Lorena Ventura
expuso que escribir en "México no es escribir en el desierto", porque “hay un público que gusta del arte literario.
“Esa era una de las cosas que Chumacero tenía muy claro. A qué público podemos aspirar o a qué tipo de lectores”, porque “el poder que tiene la literatura, particularmente la poesía, la definiría como un poder subterráneo”.
En ese sentido “una de las cosas agradables que ofrecen estas mesas entre pares, es descubrir que Alí Chumacero sí tiene lectores” con presencia en los poetas vigentes.
La ganadora del Premio Nacional de Poesía José Emilio Pacheco 2004, convocado por la Universidad Veracruzana y profesora de Traducción e Interpretación en la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALLT-UNAM), aseveró que la poesía del editor y ensayista es difícil de comprender.
“Hay poetas que son claro como Jaime Sabines o como Pablo Neruda , tal vez. Hay poetas que les gusta lo excesivo y lo rebuscado, y entre más abstracto, mejor. Chumacero entraría en este segundo grupo y quizá una parte considerable de la obra de Octavio Paz , también”.
En lo que corresponde a la tradición lírica mexicana “es uno de los que encabezan el grupo de los que yo llamaría el de los hermético, y el de los barrocos. Es un poeta muy difícil de leer desde mi experiencia de lectura de su obra completa.
Por distinta razones he tenido que volver, una y otra y otra vez, a releerlo. Fácilmente he releído su obra lírica completa unas diez veces. Y cada vez que la leo, digo ¿entendí la primera vez lo que leí? Porque otra vez no entendí absolutamente nada”.
Lorena Ventura
señaló que el escritor, cronista y poeta Marco Antonio Campos había definida la poesía de Alí como un diamante difícil de romper.
“Una frase como esa quiere decir que es difícil de comprender, de penetra sus sentidos, de sacar luz de un texto, cuando menos en la primera experiencia de lectura”.
Por esa razón “sería interesante hacer un diccionario Chumacero, porque en Chumacero ocurre esto. Ocurre que la palabra se usa con diversos significados. Si se emplea la palabra ceniza, esta funciona literalmente, pero además simboliza la muerte, simboliza el paso del tiempo, simboliza el enriquecimiento, connota el olvido, connota la ausencia”.
Por otra parte “si uno no está los suficientemente entrenado en sus libros, de pronto nos pasa lo que a Juan Hellmans, se queda uno encantado con la música pero realmente no entendió nada”.
No es un defecto de Chumacero, remarcó “es parte de una complejidad que nos invita a descifrar el enigma. Esas es una de sus claves poéticas, entender que él pertenece al grupo de los barrocos y que su obra es profundamente enigmática”.
Esto es “quiere decir que nos obliga a leer, releer, pensar y repensar. Pero la poesía es para eso” y “él tiene la idea de que el poema debe ser una especia que estatua, porque las estatuas no envejecen. El tiempo queda retenido en el gesto de la estatua. Algo así ocurren con sus poemas. El sentido no se agota. Y está ahí esperando a su lector”.
La especialista literaria planteó que sin el libro "Palabras en reposo", Ali Chumacero no formaría parte de la tradición lírica mexicana. “Habría quedado como una promesa. El texto nos ofrece una línea narrativa más clara”.
Es decir, “los poemas tienden a ser más claros y a contar una historia. Y no porque haya cambiado de recursos, sino porque los títulos pueden jugar un papel más importante del que han jugado en sus dos primeros libros”.
Sin poses académicas explica, “he hecho el ejercicio de leer los poemas de Palabras en reposo sin título, y resulta, una vez más difícil responder de qué está hablando el poeta. Si pongo el título, me está dando todo el tema”.
“Pero temática y retóricamente no varió” con referencias al tiempo, la muerte y el amor. “El recurso lírico, la escritura poética, le sirve para exponer una sola idea”.
akc