La Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) siguen sin emitir comunicación oficial sobre la cancelación del programa de libros de texto de secundaria que adquiere el Estado a las editoriales mexicanas privadas, tal como lo puntualizó a EL UNIVERSAL, la semana pasada, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Hugo Setzer.

Incluso, la situación es peor. Ayer, durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, Setzer informó que por rumores se han enterado que la SEP prepara un libro único para cada grado de secundaria. Mejor dicho, un juego de tres libros por cada grado: un libro de conocimientos, un libro de actividades y un libro para los maestros.

“Nos desconcierta el silencio de la autoridad en torno al futuro del programa de secundarias, junto con los rumores de que al contrario de lo que sucede en la mayoría de los países del mundo, se desarrolla un libro de texto único, que al parecer será producido por la misma SEP, excluyendo a la industria editorial”, afirmó Setzer.

Con un libro único, los maestros ya no podrán escoger, “es el libro que es y eso es todo”. Una fórmula que va a contracorriente del mundo actual, que atiende a la bibliodiversidad.

Más aún, Setzer dijo que un nuevo libro no se hace en tres meses. “En nuestra experiencia, hacer un libro de texto requiere de mucha gente especializada y cuando menos de siete u ocho meses para hacer un buen libro de texto. Tratar de hacerlo en tres meses no lo vemos factible”, afirmó el editor que aún confía en que la SEP rectifique y que “a lo mejor” en abril diga: “Sí, necesitamos los libros de los editores”. Y ahí estarán ellos.

Sin embargo, la realidad parece otra. El 12 de diciembre pasado, Marx Arriaga, titular de la Dirección General de Materiales Educativos de la SEP, donde se definen los programas de Educación Básica, anunció en su cuenta de Twitter que se retiraba para dedicarse, con todas sus fuerzas, a la innovación de los Libros de Texto Gratuitos de la educación básica y que reaparecerá el 7 de abril. “Los encargos nos obligan a retirarnos y quemar nuestras naves. Sin negociar ni traicionar nuestros principios: no hay otro camino más que la transformación”.

Susana Quintanilla, doctora en Pedagogía e investigadora del Cinvestav, dijo a este diario: “La decisión de la SEP fractura de forma unilateral la ‘convivencia’, con sus altas y bajas, entre los sectores públicos y privados existente, al menos, desde el nacimiento de la Conaliteg y los libros de texto gratuitos. En el inicio de éstos, fue decisiva la participación de la industria editorial mexicana y de los principales periódicos del país”.

Ayer, durante el inicio de la FIL Minería, a cargo del rector de la UNAM, Enrique Graue, Setzer recordó lo que había dicho antes, que desde hace 25 años, 28 editoriales “legalmente establecidas en México, que generan miles de empleos directos e indirectos y que pagan puntualmente sus impuestos” trabajaban con la SEP para dotar de libros de texto a estudiantes de secundaria. También dijo que esas ventas al Estado representan el 15% de lo que la industria comercializa al año, y que le venden los libros al gobierno 10 veces abajo del precio de mercado. Y dio otra verdad: “Se avecinan nubarrones en el futuro inmediato”.

“Hacer un libro de texto requiere de mucha gente especializada y cuando menos 7 u 8 meses. Tratar de hacerlo en tres meses no lo vemos factible”
 -  Hugo Setzer, presidente de la Caniem

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