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“Pensador social”, “humanista” y “revolucionario social” son adjetivos a los que el sociólogo Gerardo Estrada y la historiadora Teresa Franco recurren para describir a Víctor Flores Olea, abogado, diplomático, ensayista y fotógrafo que falleció a los 88 años.
Flores Olea nació en Toluca, Estado de México, el 24 de agosto de 1932 y falleció el domingo en Acapulco, Guerrero, informó la Secretaría de Cultura. Estudió derecho en la UNAM y posgrados en las universidades de Roma y París. Fue profesor y director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, embajador de México en la URSS, representante de México en la UNESCO y subsecretario para Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Teresa Franco, historiadora y extitular del INAH, reconoce que Flores Olea forjó “una rica y destacada trayectoria” por todos los puestos que ocupó, pero también vio en él a un hombre sensible.
“Como gestor de políticas públicas tuvo sensibilidad para entender los problemas socioeconómicos de nuestra patria. Lo conocí como director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales a inicios de los 70 y me pareció un maestro generoso y propositivo. Me quedé con la intención de entrevistarlo para conocer de viva voz su perspectiva cuando dejó la presidencia de Conaculta, así como su experimentada visión de lo que hoy llamamos sector cultural. Muere un humanista y pensador social que merecía un importante homenaje en vida”, dijo.
“A lo largo de su carrera cultivó y propició muchos logros para la vida diplomática y cultural del país. Fue un renovador de cada una de las áreas donde estuvo. Como primer presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) contribuyó a revolucionar profundamente las instituciones culturales de México y su participación fue importantísima en lo que fue la renovación más importante que ha vivido la cultura en México: la creación del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”, dice Estrada.
El sociólogo agrega que México hoy no se podría entender sin la creación del Fonca, porque con él se contribuyó para “el florecimiento” de gran cantidad de artistas de todos los géneros: “Por eso es tan lamentable su pérdida, porque Víctor sabía que lo más importante era poner en manos de la propia comunidad artística las decisiones que le atañían y no dejarlas en manos de funcionarios o burócratas que no entienden o no alcanzan a comprender el fenómeno artístico”.