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Hoy el Museo Histórico Etnográfico de Caborca (MHEC) , en Sonora, abrirá su sala etnográfica, ofrecerá una exposición homenaje al pintor Sergio Rascón y presentará nuevos murales para repensar el siglo del Muralismo que se celebra este año.
El director de Cultura de Caborca es el curador Octavio Avendaño que, en entrevista telefónica, destaca la importancia de la cultura para el arraigo en esa comunidad fronteriza con Estados Unidos, y en la que habita la cultura Tohono O’odham; Caborca es una palabra O’odham que significa “carita volteada”.
“Vamos a inaugurar la sala etnográfica Tohono O’odham, que es el pueblo originario no sólo de Caborca, sino de gran parte de Sonora; un pueblo binacional que fue dividido por la frontera en el siglo XIX”, dice Avendaño, quien fue investigador y curador del Museo de Arte de Sonora.
La gran pregunta es cómo no fetichizar las culturas indígenas: “Para ellos son objetos sagrados y con un sentido religioso, y como occidentales, con nuestras nociones de museo, por años caímos en la idea de exhibir el objeto arqueológico como un objeto fetichista. Eso ha ido cambiando”.
Crear una sala dedicada a una cultura viva es una idea que no puede ser impuesta: “La decisión fue que la propia comunidad decidiera cómo se iba a habitar la sala, qué elementos iba a tener, qué les interesaba mostrar”.
La exhibición en el museo se conformó con piezas en comodato de la comunidad de Caborca, piezas que las personas han custodiado por mucho tiempo, por ejemplo objetos arqueológicos como una vasija funeraria que tiene entre 600 y 1000 años de antigüedad, o un petrograbado que puede tener entre 3000 y 6000 años (Caborca es uno de los lugares del país con mayor número de petrograbados).
“Ellos son custodios del acervo y del museo. Fue un proceso de diálogo donde se privilegió la postura de la etnia; con la sala se busca que sea punto de encuentro entre O’odams y no O’odams. Una sala que va a tener permanentemente cantos sagrados del O’odams, que narra con pintura mural los mitos de creación de ellos.
La visión de los O’odams hacia la naturaleza es de pares: el Sol es su gran hermano, y el coyote, el sahuaro, el venado son sus hermanos, y no los pueden matar. Su relación con la naturaleza es ejemplar, sobre todo en un contexto como el de Caborca donde una minera canadiense extrae cantidades de oro, y donde eso hace que la relación con el medio ambiente sea compleja”.
Octavio Avendaño advierte que ha habido desconocimiento de la cultura e historia de este grupo, y un desplazamiento y exterminio sistemáticos de ellos.
El museo, en el centenario del Muralismo, creó dos murales, uno de la cultura Tohono O’odham y otro sobre el saqueo de las mineras en el noroeste del país, obra de Miguel Fernández de Castro. Otros muralistas de quienes hay obras son Rafael Uriegas y Fernando Peñuelas.
El ejercicio de estos murales busca pensar el centenario de este movimiento artístico. “A cien años hay que preguntarnos ¿qué pasó con ese proyecto en un momento en que la cultura y las artes están desmanteladas y sojuzgadas?, ¿en qué momento nos encontramos como comunidad artística y como proyecto de nación?”, cuestiona el curador.
Este día habrá también un homenaje al pintor Sergio Rascón.
Estas acciones buscan fortalecer la identidad e involucrar a la ciudadanía, que ha defendido la existencia del museo: “Muchos niños están en orfandad. El referente para los jóvenes son los narcos. ¿Cómo no queremos sicarios si no hemos procurado a esos niños, si no les hemos dado otras referencias más que la construcción de la masculinidad a partir del estereotipo del narcotraficante? Un museo enclavado en el desierto, formado con el esfuerzo de los caborquenses, con acervo comunitario, tiene la pretensión quizás utópica de que cuando entren a la sala histórica --desde la prehistoria al siglo XX--, la sala Tohono O’odham, la de Sergio Rascón, los murales, pueden surgir de ahí arqueólogos, artistas, historiadores, y que pueden reconocer en su comunidad otros personajes, tener otra opción de desarrollo integral y reconocerse ellos y ellas en esta historia y en esta cultura de Caborca”.