Juchitán. —A seis años del devastó la ciudad de y golpeó particularmente su patrimonio cultural, y en la recta final del sexenio, las familias zapotecas no tienen fecha precisa ni cercana de cuándo volverán a disfrutar de las joyas arquitectónicas del sur de Oaxaca, como la iglesia de San Vicente Ferrer, el Palacio Municipal y el Portal de Símbolos Patrios, que quedaron muy lastimadas y cuya reconstrucción sigue inconclusa principalmente por falta de recursos federales.

Pero estos espacios no son los únicos en desatención, hay al menos otros 300 inmuebles (entre palacios e iglesias) en todo Oaxaca en la misma situación. De acuerdo con Fernando Molina, director del Instituto del Patrimonio Cultural de Oaxaca, mediante la firma de convenios celebrados entre el gobierno estatal y el , este año la entidad dispondrá de mil millones de pesos para volver manos a la obra. “Pedimos la población que tengan confianza en que se seguirán gestionando los recursos”, promete.

El caso más emblemático es la lenta rehabilitación de la iglesia del santo valenciano San Vicente Ferrer, patrono de la comunidad católica de Juchitán, que genera molestia porque ha sido víctima de un olvido de prácticamente tres años, pues varios meses de 2020 y 2021 no tuvo intervención, y en 2022, de plano quedó abandonada. “No sabemos por qué suspendieron los trabajos tanto tiempo”, dicen funcionarios municipales.

Los trabajos en el Palacio Municipal de Juchitán, que data de 1883, se interrumpieron en mayo de 2022, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a las vendedoras de alimentos que antes del terremoto laboraban en la parte de abajo del ala sur, que se desplomó. Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal
Los trabajos en el Palacio Municipal de Juchitán, que data de 1883, se interrumpieron en mayo de 2022, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a las vendedoras de alimentos que antes del terremoto laboraban en la parte de abajo del ala sur, que se desplomó. Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal

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El director de Obras del gobierno de Juchitán, José Antonio Sánchez, recuerda que en 2017, la fundación Alfredo Harp Helú anunció un apoyo de 3 millones de pesos para apuntalar el edificio, recuperar y restaurar las imágenes religiosas, trabajos que se realizarían junta con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El inicio de las obras de reconstrucción tendrían que esperar casi tres años.

Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal
Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal

En marzo de 2020, antes de la llegada de la pandemia a México, con recursos federales de 2019, el INAH ejecutó parte de la rehabilitación, que incluyó la terminación del Curato, en la parte exterior, y la recuperación del área del Coro hasta la parte media de la iglesia, además del fortalecimiento y aplanado de las paredes oriente y poniente. El resto quedó inconcluso.

A seis años del terremoto, desde el parque “Heliodoro Charis Castro” aún se observan los graves daños en la iglesia ( edificada por la orden de los dominicos a mediados del siglo XVI). Falta reconstruir los dos campanarios y la cúpula. En lo alto, una gran estructura de lámina de acero protege al edificio de la lluvia.

Por dentro de la iglesia, los claroscuros. Desde el portón principal, bajo el espacio semicircular (Coro), hasta antes de la parte media del inmueble, la claridad permite ver las paredes este y oeste aplanadas, pero de la mitad hacia el muro sur, en medio de la oscuridad, se levantan como gigantes de fierro los andamios, señal de que sigue en obras.

Las centenas de imágenes religiosas fueron resguardadas o enviadas a otras iglesias, como la del Señor de Esquipulas, que fue casa provisional de San Vicente Ferrer, hasta que se le construyó otra sede temporal.

De acuerdo con las autoridades, la parte más dañada del inmueble es el muro norte, que colinda con el centro de la ciudad. Las cuarteaduras son tan profundas que se refleja la luz al otro lado. En esa zona, donde se ofician las misas, conocida como el Presbiterio, aún está pendiente la reconstrucción, al igual que los dos campanarios y la cúpula.

Los trabajos en el Palacio Municipal de Juchitán, que data de 1883, se interrumpieron en mayo de 2022, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a las vendedoras de alimentos que antes del terremoto laboraban en la parte de abajo del ala sur, que se desplomó. Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal
Los trabajos en el Palacio Municipal de Juchitán, que data de 1883, se interrumpieron en mayo de 2022, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a las vendedoras de alimentos que antes del terremoto laboraban en la parte de abajo del ala sur, que se desplomó. Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal

Fuentes del gobierno de Oaxaca explicaron a EL UNIVERSAL que hasta 2022, en diferentes momentos y con varios canales de financiamiento, la reconstrucción parcial de la iglesia San Vicente Ferrer ha costado más de 16 millones, más 2 millones invertidos en bienes muebles. La inversión ha sido insuficiente.

Según Miguel Sánchez Altamirano, presidente municipal de Juchitán, afirma que a ellos como autoridades se les informó que a la iglesia de San Vicente Ferrer se le asignarán, este año, 33 millones para que avancen los trabajos. Ahora sólo falta que se concreten los recursos.

Hace unos días, unos 30 trabajadores retomaron las labores en la iglesia. La constructora, señalaron, fue contratada por el INAH, que está a cargo de la obra, pero ni autoridades municipales ni estatales saben cuándo reabrirá.

“Esperamos que ahora sí haya avances en la reconstrucción”. Si le asignaron 16 millones antes de este año, ¿por qué no se observan los avances físicos? La comunidad católica de Juchitán está molesta por el abandono”, dice Geraldina Santiago, presidenta de la sociedad de la Vela San Vicente Ferrer, lado norte, encargada de la veneración al santo patrono de los zapotecos.

El palacio municipal, con 40% de avance

La reconstrucción del Palacio Municipal de Juchitán comenzó en noviembre de 2019, dos años después del terremoto; en tres etapas le inyectaron 34 millones, pero falta mucho para que concluya la obra. Apenas lleva un avance físico de 40%, explica el director municipal de Obra, José Antonio Sánchez.

Ahí, los trabajos se interrumpieron en mayo de 2022, cuando los obreros empezaban a colocar el entre piso de la planta baja y la planta alta. Por la pandemia y la burocracia en el anterior gobierno estatal, la restauración fue muy lenta.

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El inmueble, que data de 1883 y tiene una superficie de 2 mil metros cuadrados, requiere de nuevas intervenciones para reforzar los muros, concluir un nuevo techado y para introducir red hidráulica, sanitaria y eléctrica; además de la herrería y la colocación de puertas, ventanas y cristales.

Los trabajos en el Palacio Municipal de Juchitán, que data de 1883, se interrumpieron en mayo de 2022, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a las vendedoras de alimentos que antes del terremoto laboraban en la parte de abajo del ala sur, que se desplomó. Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal
Los trabajos en el Palacio Municipal de Juchitán, que data de 1883, se interrumpieron en mayo de 2022, lo que mantiene preocupadas a las autoridades y a las vendedoras de alimentos que antes del terremoto laboraban en la parte de abajo del ala sur, que se desplomó. Foto: Mario Arturo Martínez / El Universal

Un tema que preocupa a las autoridades municipales y a unas 40 mujeres que regresaron a vender alimentos frente al parque “Benito Juárez”, conocidas como “fonderas”, es el nulo avance sobre el techo del ala sur del palacio, que la noche del terremoto se desplomó. La parte de abajo era la zona de las vendedoras de desayunos y comidas.

En diferentes reuniones con las autoridades de Juchitán, los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), a cargo de los trabajos, han informado que, para reconstruir esos 300 metros cuadrados sí existe un proyecto para el techado que se desplomó, pero que no ha sido autorizado por el INAH. La obra costaría más de 10 millones de pesos.

Fernando Molina, director del Instituto del Patrimonio Cultural de Oaxaca (INPAC), dependencia del gobierno estatal que ejecutará la obra, señala que se autorizó un presupuesto de 33 millones de pesos para continuar con la reconstrucción del palacio y detalla que con esos recursos se concluirá el entrepiso, se reforzarán los muros y se renovará el techo de la planta alta.

Molina explica que los muros “se reforzarán mediante la aplicación del sistema constructivo Mapei, con el uso de mortero industrializado para tener un acabado especial”, mientras que el techo de la planta alta, en colado con concreto se sustituirá por la llamada bóveda catalana, que consiste en integrar vigas de acero con ladrillos.

“Confiamos en que el gobierno federal no retrasará la liberación de recursos y confiamos en que el gobernador, a través del INPAC, haga justicia al pueblo juchiteco que anhela tener su Palacio Municipal, símbolo de la unidad, de trabajo y de concordia”, dice el edil, Miguel Sánchez Altamirano.

El Portal de Símbolos Patrios, nuevo sede de facultad de Artes Visuales de la UABJO

Del lado norponiente del palacio está el edificio bautizado como el Portal de los Símbolos Patrios en 1985, cuando la ciudad recibió la visita de la campana de Dolores, el original de la Constitución y la bandera mexicana. Antes se llamaba Portal de la Industria, que albergó por años un hotel, un restaurante y un billar.

Golpeado por el terremoto, el Portal permaneció, ante la molestia de autoridades y de la población, abandonado. No fue sino hasta 2021 que le aplicaron 3 millones para reforzar muros y columnas. Ahora, confirma el titular del INPAC, Fernando Molina, se destinarán 10 millones a su reconstrucción este año.

El edificio del Portal, que antes del sismo era sede de las oficinas municipales y del Servicio Postal Mexicano, y cuyo corredor por las noches extasiaba con el olor de las garnachas y el pollo garnachero, platillos zapotecas emblemáticos de Juchitán, se convertirá, una vez que concluya su reconstrucción, en la casa de la Facultad de Artes Visuales de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), que ya inició clases en esta ciudad en una sede alterna.

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