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Cuando Ludwig van Beethoven murió en 1827, ya habían pasado tres años desde que completara su novena sinfonía , la que muchos consideran su obra maestra.
Y había comenzado a trabajar en su décima sinfonía pero, debido al deterioro de su salud, no pudo avanzar mucho: lo único que dejó fueron algunos bocetos musicales.
Desde entonces, los musicólogos y amantes de Beethoven se han preguntado y lamentado por lo que podría haber sido. Sus notas daban indicio de una magnífica recompensa, aunque una que parecía eternamente fuera de su alcance.
Ahora, gracias al trabajo de un equipo de historiadores de la música, musicólogos, compositores e informáticos, la visión de Beethoven cobrará vida.
Presidí la parte de inteligencia artificial (IA) del proyecto, liderando un grupo de científicos en la start-up Playform IA, que le enseñó a una máquina tanto la obra completa de Beethoven como su proceso creativo.
Una grabación completa de la décima sinfonía de Beethoven está programada para ser lanzada el 9 de octubre de 2021, el día del estreno mundial programado en Bonn, Alemania.
Es la culminación de un esfuerzo de más de dos años.
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Intentos anteriores
Alrededor de 1817, la Sociedad de la Filarmónica Real de Londres le encargó a Beethoven que escribiera sus sinfonías novena y décima.
Escritas para una orquesta, las sinfonías suelen contener cuatro movimientos: el primero se ejecuta a un tempo rápido, el segundo a uno más lento, el tercero a un tempo medio o rápido y el último a un tempo rápido.
Beethoven completó su novena sinfonía en 1824, que concluye con la "Oda a la alegría".
Pero en lo que respecta a la décima sinfonía, Beethoven no dejó mucho material, aparte de algunas notas musicales y un puñado de ideas que había anotado.
Ha habido algunos intentos anteriores de reconstruir partes de la décima sinfonía de Beethoven. El más famoso, en 1988, fue el del musicólogo Barry Cooper, quien se aventuró a completar el primero y el segundo movimientos.
Entrelazó 250 compases de música a partir de los bocetos para crear lo que, en su opinión, fue una producción del primer movimiento fiel a la visión de Beethoven.
Sin embargo, la escasez de bocetos de Beethoven hizo imposible que los expertos en sinfonías fueran más allá de ese primer movimiento.
El equipo detrás de la sinfonía
A principios de 2019, Matthias Röder, director del Instituto Karajan, una organización en Salzburgo (Austria) que promueve la tecnología musical, se puso en contacto conmigo.
Me explicó que estaba formando un equipo para completar la décima sinfonía de Beethoven en celebración del 250 cumpleaños del compositor.
Consciente de mi trabajo sobre arte generado por inteligencia artificial, quería saber si la IA podría ayudar a llenar los espacios en blanco que dejó Beethoven.
El desafío era brumador. Para lograrlo, habría que hacer algo que nunca antes se había hecho. Pero dije que lo intentaría.
Röder luego conformó un equipo que incluía al compositor austríaco Walter Werzowa.
Famoso por escribir el característico jingle de Intel, Werzowa se dedicó a armar un nuevo tipo de composición que integraría lo que Beethoven dejó con lo que generaría la IA.
Mark Gotham, un experto en música computacional, dirigió el esfuerzo de transcribir los bocetos de Beethoven y procesar todo su trabajo para que la IA pudiera entrenarse adecuadamente.
El equipo también incluyó a Robert Levin, un musicólogo de la Universidad de Harvard que también es un pianista increíble.
Levin había terminado previamente una serie de obras incompletas del siglo XVIII de Mozart y Johann Sebastian Bach.
Así tomó forma la 10ª sinfonía de Beethoven
En junio de 2019, el grupo se reunió para un taller de dos días en la biblioteca de música de Harvard.
En una gran sala con un piano, una pizarra y una pila de cuadernos con bocetos de Beethoven que abarcan la mayoría de sus obras conocidas, hablamos sobre cómo los fragmentos podrían convertirse en una pieza musical completa y cómo la IA podría ayudar a resolver este rompecabezas, sin dejar de ser fiel. al proceso y la visión de Beethoven.
Los expertos en música de la sala estaban ansiosos por aprender más sobre el tipo de música que la IA había creado en el pasado.
Les conté cómo la IA había generado música con éxito al estilo de Bach. Sin embargo, esto fue solo una armonización de una melodía que sonaba como Bach.
Mientras tanto, los científicos en la sala, incluido yo mismo, querían saber qué tipo de materiales estaban disponibles y cómo los expertos imaginaron usarlos para completar la sinfonía.
La tarea en cuestión finalmente se cristalizó. Necesitaríamos usar notas y composiciones completas de todo el trabajo de Beethoven, junto con los bocetos disponibles de la décima sinfonía, para crear algo que el propio Beethoven podría haber escrito.
Este fue un tremendo desafío. No teníamos una máquina a la que pudiéramos alimentar bocetos, presionar un botón y hacer que escupiera una sinfonía.
La mayoría de la IA disponible en ese momento no podía continuar una pieza musical incompleta más allá de unos segundos adicionales.
Necesitaríamos traspasar los límites de lo que la IA creativa podría hacer, enseñándole a la máquina el proceso creativo de Beethoven: cómo él tomaría algunos compases de música y los desarrollaría minuciosamente para convertirlos en conmovedoras sinfonías, cuartetos y sonatas.
El proceso creativo de Beethoven
A medida que avanzaba el proyecto, iban evolucionando el lado humano y el lado tecnológico de la colaboración.
Werzowa, Gotham, Levin y Röder descifraron y transcribieron los bocetos de la décima sinfonía, tratando de comprender las intenciones de Beethoven.
Usando sus sinfonías completas como plantilla, intentaron armar el rompecabezas de dónde deberían ir los fragmentos de bocetos: qué movimiento, qué parte del movimiento.
Tenían que tomar decisiones, como determinar si un boceto indicaba el punto de partida de un scherzo, que es una parte muy viva de la sinfonía, típicamente en el tercer movimiento.
O podrían determinar que una línea de música probablemente fue la base de una fuga, que es una melodía creada al entrelazar partes que hacen eco de un tema central.
El lado de la IA del proyecto —mi lado— se encontró lidiando con una variedad de tareas difíciles.
Primero, y más fundamentalmente, necesitábamos descubrir cómo tomar una frase corta, o incluso solo un motivo, y usarlo para desarrollar una estructura musical más larga y complicada, tal como lo hubiera hecho Beethoven.
Por ejemplo, la máquina tuvo que aprender cómo Beethoven construyó la quinta sinfonía a partir de un motivo básico de cuatro notas.
Después, dado que la continuación de una frase también debe seguir una determinada forma musical, ya sea un scherzo, un trío o una fuga, la IA necesitaba aprender el proceso de Beethoven para desarrollar estas formas.
La lista de cosas por hacer creció: tuvimos que enseñarle a la IA cómo tomar una línea melódica y armonizarla.
La IA necesitaba aprender a unir dos secciones de música. Y nos dimos cuenta de que tenía que poder componer una coda, que es un segmento que lleva una sección de una pieza musical a su conclusión.
Finalmente, una vez que tuviéramos una composición completa, la IA tendría que descubrir cómo orquestarla, lo que implica asignar diferentes instrumentos para diferentes partes.
Y tenía que llevar a cabo estas tareas de la forma en que Beethoven podría haberlo hecho.
Primera prueba
En noviembre de 2019, el equipo se reunió en persona nuevamente, esta vez en Bonn, en la Casa Museo de Beethoven, donde nació y se crió el compositor.
Esta reunión fue la prueba de fuego para determinar si la IA podría completar este proyecto.
Imprimimos partituras musicales que habían sido desarrolladas por la IA, construidos a partir de los bocetos de la décima de Beethoven.
Un pianista lo interpretó en una pequeña sala de conciertos del museo ante un grupo de periodistas, estudiosos de la música y expertos en Beethoven.
Desafiamos a la audiencia a determinar dónde acababan las frases de Beethoven y dónde comenzaba la extrapolación de la IA. No pudieron.
Unos días después, una de estas partituras generadas por IA fue interpretada por un cuarteto de cuerdas en una conferencia de prensa.
Solo aquellos que conocían íntimamente los bocetos de Beethoven para la décima sinfonía podían determinar cuándo empezaban las partes generadas por IA.
El éxito de estas pruebas nos mostró que estábamos en el camino correcto. Pero estos fueron solo un par de minutos de música. Aún quedaba mucho trabajo por hacer.
Lista para el mundo la 10ª sinfonía de Beethoven
En cada momento, el genio de Beethoven asomaba, desafiándonos a hacerlo mejor. A medida que el proyecto evolucionó, la IA también lo hizo. Durante los siguientes 18 meses, construimos y orquestamos dos movimientos completos de más de 20 minutos cada uno.
Anticipamos la reacción a este trabajo: aquellos que dirán que las artes deberían estar fuera de los límites de la IA, y que la IA no tiene por qué intentar replicar el proceso creativo humano.
Sin embargo, cuando se trata de las artes, veo a la IA no como un reemplazo, sino como una herramienta, una que abre las puertas para que los artistas se expresen de nuevas maneras.
En un momento, uno de los expertos en música del equipo dijo que la IA le recordaba a un estudiante de música ansioso que practica todos los días, aprende y se vuelve cada vez mejor.
Ahora ese estudiante, después de haber tomado la batuta de Beethoven, está listo para presentar la décimasinfonía al mundo.
*Ahmed Elgammal es director del Laboratorio de Arte e Inteligencia Artificial de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos.
*Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Haz clic aquí para leer la versión original en inglés.
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