Peña Nieto ya iba de salida
cuando se le atravesó la Catrina.
De Los Pinos ya no pasaría;
tristemente, nadie lo recordaría.
Su ineptitud y mal gobierno,
le pesaron al guapetón.
Ni siquiera el buen Trudeau
le ayudó a acabar su gestión.
Ay, Catrina, el puesto grande le quedó
al presidente copetón;
no seas de las que le dicen:
"Yo te quiero en mi colchón".
Ay, Catrina, ¿segura que te lo llevas?
Le haces un gran favor;
deja que pague en vida
la maldad de su interior.