Salvador García Soto

“A veinte”

“A veinte”
16/05/2018 |01:06
Redacción El Universal
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20 pesos con 20 centavos alcanzó ayer el dólar; 20 pesos cuesta el litro de gasolina premium; 20 puntos de intención del voto tiene el candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, en el tercer lugar de las encuestas y más de 20 puntos le saca de ventaja el primer lugar, Andrés Manuel López Obrador. También a 20% caen los niveles de aprobación del presidente Peña Nieto, que en la agonía de su sexenio es el mandatario más impopular en la historia de las mediciones del desempeño presidencial; y en medio de tantos números vigésimos, a este gobierno y a su partido, frente a la ola de indignación y rechazo popular que atraviesa el país, de plano, no les cae el 20.

Porque mientras Peña Nieto no entiende las razones del enojo social y pasa del regaño de “hagamos bien las cuentas” y “ya chole con tus quejas” a la amenaza de “por votar enojados no nos vayamos a equivocar” o al fingido consejo de “no votar con la víscera y sí con la razón”, de plano en su partido ya iniciaron el deslinde de la figura presidencial con una declaración del candidato priísta Meade que, aunque tarde y tibia, por primera vez toma cierta distancia de la pesada losa que ha sido para su campaña la marca peñista: “Yo soy el candidato ciudadano de tres partidos. El Presidente no está en la boleta, el que está en la boleta soy yo”, les contestó ayer a los consejeros regionales de Bancomer que le preguntaron si no cargaba con los negativos del Presidente y del gobierno en su candidatura.

Luego Meade, en un claro desmarque que ya había anticipado —y seguramente hasta pactado con Los Pinos— agregó ante los banqueros: “Había Meade antes de Peña Nieto y hay Meade después de Peña Nieto”, y confió en que su perfil político personal, más allá de su paso por el actual gobierno, le alcanza para ganar la elección del 1 de julio. “Es mi historia de vida, mi honorabilidad y estoy seguro que es suficiente”, dijo el candidato presidencial del PRI en el primer intento de lo que va de su campaña para esquivar los negativos que acompañan tanto al Presidente como a su partido.

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¿Llega a tiempo el desmarque o deslinde de Meade de la figura del presidente que repudian, según encuesta, 80% de mexicanos? Todo apunta a que es tarde, porque el no haberse deslindado en mes y medio de las campañas, le ha trasladado ya las cargas negativas del gobierno de Peña y el desgaste también de la marca del PRI.

Pero también se le cuestiona a Meade, no de “antes ni de después” de Peña, sino más bien “durante Peña”, las decisiones que él mismo tomó como secretario del gabinete, sobre todo en la Sedesol, al haber ignorado las denuncias de corrupción de la Estafa Maestra y no haber entregado información ni expedientes que le pedía la Auditoría Superior de la Federación sobre ese fraude de más de 2 mil 300 millones de pesos de recursos públicos para los más pobres, y marcadamente en la Secretaría de Hacienda, donde fue el instrumentador, operador y justificador del famoso “gasolinazo” que elevó los precios de los combustibles, esos que justamente hoy llegan a la barrera de los 20 pesos el litro.

Veremos si el intento de deslinde de Meade de la toxicidad peñista le alcanza para algo y tiene algún efecto. Porque en momentos en que la iracunda sociedad mexicana, con más víscera que razón —aunque no entienda el presidente— resiente los efectos de tantos 20 en la economía, en la política y en las campañas presidenciales, las poco más de 20 palabras que el candidato priísta utilizó para desmarcarse del presidente (“había Meade antes de Peña y hay Meade después de Peña. Es mi historia de vida, mi honorabilidad y estoy seguro que es suficiente”) podrían no ser suficientes para que el electorado salga y les grite al PRI y a sus candidatos el 1 de julio: “¡A veinte!”.

NOTAS INDISCRETAS… Sólo para confirmar la maldición de los vigésimos, anoche Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, liberó los resultados de su última encuesta de preferencias presidenciales: el candidato Meade sigue en el tercer lugar con 19.8 puntos que equivalen a 20; en el segundo Ricardo Anaya con 28 y a la cabeza López Obrador con 44.5, 24 puntos por arriba del abanderado priísta; casi la misma distancia que el lunes diera la encuesta de Alejandro Moreno en El Financiero que marcaba 26 puntos entre el primero y el tercer lugar… Se baten los dados. Serpiente doble.