Tal como se ve hoy la carrera presidencial, de seguir las actuales tendencias en las encuestas, hay un encuentro y un diálogo que se volverá inevitable: el presidente Enrique Peña Nieto y el candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, que pasaron de ser contrincantes acérrimos en 2012 a ser, en este 2018, civilizados rivales. Podrían llegar a reunirse y a dialogar por primera vez en sus historias políticas, pues a la fecha los dos personajes no se conocen y nunca se han reunido en privado a pesar de haber coincidido y rivalizado políticamente al menos en la última década.
La idea de ese encuentro posible ya se maneja tanto entre los asesores de Peña como en los estrategas de López Obrador, luego de que en la actual contienda ha habido guiños políticos de ambos lados, muestras de civilidad y hasta una promesa de “amnistía política” para el presidente de parte del actual puntero en las encuestas presidenciales. En ambos lados, tanto en Los Pinos como en el cuartel de Morena, empieza a verse como un escenario “sano y necesario”, antes o durante las campañas por la Presidencia, que hubiera un diálogo directo en el que se hablara de los términos políticos de una eventual transición de poder que les podría tocar protagonizar a los dos personajes si no hay un vuelco mayúsculo en las encuestas que hoy apuntan exactamente hacia esa dirección.
“Al presidente ya hay voces que le dicen que debe considerar esa posibilidad: un diálogo con quien puede ganar la Presidencia no en aras de negociaciones secretas u oscuras, sino en el necesario establecimiento de acuerdos o pactos que garanticen una transición pacífica y ordenada del poder, como ordena la Constitución y lo requiere el país”, dice un priísta cercano a Peña.
Por el lado de López Obrador también son varias las voces que le sugieren mandar la primer señal de que hay interés en un diálogo con Peña Nieto. En las últimas semanas, Andrés Manuel ha respaldado varias posiciones del presidente Peña sobre el tema electoral. De hecho, el candidato de Morena aceptó ayer que su reconocimiento al presidente por ofrecer que no va intervenir en el proceso electoral y que va a respetar la voluntad popular es un “guiño” político de su parte. “Si una autoridad se compromete a hacer valer la democracia, merece respeto, merece reconocimiento”, dijo sobre las recientes declaraciones del mandatario.
En la actual contienda presidencial, ni Peña ni López Obrador se han atacado públicamente y los dos cuidan sus comentarios y declaraciones sobre el otro. El presidente criticó varias veces, durante 2016, el “populismo”, al que relacionaba con “amenazas de retroceso y promesas fáciles para resolver los problemas que están fuera de la realidad”; pero aun en esos discursos, que claramente aludían al líder de Morena, Peña nunca lo mencionó por su nombre. Lo mismo ha hecho en los últimos meses el candidato morenista, quien no sólo evita cualquier ataque directo al presidente, sino que incluso ya ha ofrecido que de llegar al poder “no habrá represalias ni persecuciones contra los que hoy están en el gobierno”.
Más aún, otro guiño abierto al inquilino de Los Pinos, que incluso le ha valido críticas de incongruencia, fue la reciente defensa que Andrés Manuel López Obrador hizo de Peña al criticar el ofrecimiento de su contrincante del Frente, Ricardo Anaya, de que llevaría a la cárcel a Peña Nieto si hay evidencias de corrupción en su contra. “No hay marco legal. Primero lo que se tiene que hacer es modificar el Artículo 108 constitucional… No se trata nada más del discurso demagógico de que va a meter a la cárcel a Peña; a mí me gustaría saber cómo lo va a hacer y cuál es el delito que se va a perseguir”, señala López Obrador.
Luego, entonces, sin que Peña deje de decir que “vamos a ganar” y haga todo para ayudar a su candidato, José Antonio Meade (hasta hoy en tercer lugar de las encuestas), sin que López Obrador renuncie a su discurso de hacer un “cambio histórico” en el modelo económico y político, y si las cosas siguen como van en la actual sucesión y no hay una “bomba” que modifique radicalmente las tendencias, ¿quién de los dos va a dar el primer paso para un diálogo civilizado que ordene una posible transición histórica?
NOTAS INDISCRETAS… Eso sí. Mientras en el gobierno federal hay un ala que le sugiera a Peña ir pensando en un acercamiento con el hasta ahora posible ganador de la sucesión, hay otra ala dura que ya prepara un golpe al candidato de Morena. Se trata, dicen, del mismo método favorito del grupo que controla Hacienda, y hablan de “documentos que probarían transferencias de dinero entre México y Venezuela” para acreditar los presuntos nexos entre la dictadura bolivariana de Nicolás Maduro y el movimiento de López Obrador. El expediente, dicen, está armado y sólo esperarían a que “se resuelva definitivamente el caso Anaya” para hacerlo público. ¿Entonces habrá guerra o diálogo con el que podría recibirles el gobierno...? Los dados mandan Escalera doble. La semana promete.
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