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Aunque Donald Trump asegure “no estoy jugando juegos”, con sus amenazas de cerrar la frontera con México, la agenda reeleccionista del presidente de Estados Unidos en su presión política y comercial a México quedará más que clara está semana cuando el viernes 5 de abril el mandatario estadounidense llegue a Calexico, California, en la línea fronteriza con nuestro país, y desde ahí reitere su intención de “cerrar la frontera o partes de ella” si el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no “detiene el paso de los migrantes por su territorio” e impide que lleguen a su frontera norte.
Pero electoral o no, en este tema que ya tensa la relación bilateral, Trump no es el único que juega; también el presidente López Obrador juega sus juegos cuando, en vez de definir una respuesta puntual y concreta de su administración a las presiones y exigencias de la Casa Blanca sobre su política migratoria, recurre a la estrategia infantil de “preguntarle al pueblo si debo o no debo responderle al presidente de Estados Unidos”, como hizo el viernes en un acto público en Poza Rica. “Que levanten la mano los que piensen que debemos contestar a Trump cada que se refiere a México. Que levanten la mano los que piensen que debemos actuar con prudencia. Ese es mi pueblo”, dijo AMLO ante los gritos del público a los que llamó en Twitter mi “think thank”.
El mandatario mexicano trivializa no sólo su política exterior, sino la relación bilateral más importante para el país y, en un afán de restarle importancia a los exabruptos de Trump, se mofa de sus amenazas consultando a la gente a mano alzada. Y en ese juego de política, tan demagógica y electorera como la del mismo Trump, López Obrador evita definir una posición clara y contundente frente a la presión de Washington, pero también evade reconocer el grave problema de descontrol migratorio que sí existe en las fronteras mexicanas.
Nadie duda que Donald Trump, al subir el tono de sus ataques a México y a su gobierno, y poner el tema de la migración ilegal en la agenda de su reelección en 2020 —para la que ya no tiene impedimento tras ser exonerado por la injerencia rusa en las elecciones de 2016— está calentando políticamente a la relación con México y a la frontera sur como su “línea de defensa”; pero tampoco debe dudarse que la migración ilegal se ha incrementado en Estados Unidos, producto del caos que tiene el gobierno de López Obrador en la frontera con Guatemala y en la ineficacia de la política migratoria mexicana, rebasada y pulverizada ante la avalancha de caravanas migrantes procedentes de Centroamérica.
Puede ser que Trump cumpla o no cumpla sus amenazas de cerrar la frontera con México, en partes o en su totalidad, lo veremos el próximo viernes durante su visita a Calexico. Pero aquí no puede negar el gobierno federal que la dinámica de la migración masiva centroamericana y de otras nacionalidades (africanos, cubanos, árabes) han exhibido que México ya no tiene el control absoluto de sus dos fronteras: por un lado la del sur, por donde prácticamente entra quien quiere, sin documentos ni registros de las autoridades mexicanas, pero también la del norte, a donde llegan miles de indocumentados que, cuando no pueden cruzar a territorio estadounidense o son deportados y regresados por Estados Unidos también de forma masiva en las ciudades fronterizas y sin respetar protocolos y acuerdos establecidos de repatriación, causan un caos y graves problemas de seguridad, sanidad y servicios en diversas ciudades como Tijuana, Mexicali, Matamoros, Nuevo Laredo o Nogales, entre otras.
Los juegos políticos son eso, juegos al fin, pero un gobierno y un Estado que no son capaces de garantizar su seguridad nacional, controlando y vigilando el orden y legalidad en sus fronteras, está fallando en una de sus obligaciones primordiales.
NOTAS INDISCRETAS…
La sucesión interna en Morena ya comenzó. Ayer Alejandro Rojas Díaz Durán, no sólo anunció que exigirá un proceso “abierto y público” en la Comisión de Nacional de Honestidad de su partido, sino también que va a buscar la dirigencia nacional morenista que debe renovarse en noviembre próximo.
Para ello, el actual asesor de la bancada de Morena en el Senado, anunció que renunciará a ese cargo para, primero defenderse del juicio interno en el que lo acusan de violación de estatutos, y luego disputarle a Yeidckol Polevnsky, si es que la actual dirigente intentara reelegirse o cualquiera que vaya por su grupo, el control del hoy partido mayoritario en México y también el que más dinero público recibe.
Así que la pugna Yeidckol-Monreal ahora va por el control de Morena… Y hablando de partidos, en el PRI también se incrementa el jaloneo entre los aspirantes, con miras a la convocatoria que tendrá que emitir en este mes de abril el CEN de Claudia Ruiz Massieu.
Y es que aunque ya todos los aspirantes aceptaron el cambio de fecha a septiembre, ahora la discusión interna es por ver si el método de elección directa será realmente abierto a militantes o incluso simpatizantes, con un costo que estiman hasta en 400 millones de pesos, o si, ante la crisis financiera que vive el PRI, optan por un método sí de voto directo a militantes, pero no totalmente abierto, sino por distritos electorales, como ya se hizo en la elección de candidato presidencial en 2000 entre Francisco Labastida y Roberto Madrazo, o si de plano, para evitar no sólo el alto costo en dinero que no tienen los priistas, sino también la tentación de injerencia de otros partidos o hasta del gobierno lopezobradorista, deciden hacer una votación de delegados representativos de su militancia nacional.
¿Aceptarían todos los aspirantes métodos más controlados o ahí va a estar el quid de la elección interna del PRI?...Se agitan los dados. Escalera doble para los 20 años de Serpientes y Escaleras. Gracias a todos, primero a los amables lectores y luego a los amigos, a los críticos y a los no tan amigos, porque todos han sido un motor y un aliciente para continuar haciendo cada día nuestro trabajo y buscar siempre hacerlo para el interés del lector y no del poder.