La estridente renuncia que ayer presentó Germán Martínez a la dirección del IMSS, y que significa la primera gran baja del gabinete de Andrés Manuel López Obrador, no fue la primera vez que el ex panista renunciaba a ese cargo. En enero de este año, prácticamente al arranque de la administración, Germán ya le había presentado una primera renuncia al presidente, cuando se quejó de que Pedro Zenteno, su primer Director de Administración y quien le reportaba directamente a López Obrador, no lo respetaba y tomaba decisiones sin consultarlo. En aquella ocasión, el mandatario no le aceptó su dimisión y prefirió mover a su muy cercano Zenteno al ISSSTE, para que Martínez se calmara y nombrara a su propio equipo administrativo.
Zenteno se fue al ISSSTE, pero acusó a Germán Martínez con el presidente de que “estaba haciendo negocios” en el IMSS, lo que distanció aún más al expanista del Palacio Nacional, pues en los cinco meses que duró en el cargo nunca fue recibido en acuerdo por el Presidente, a pesar de que su protector, Alfonso Romo, insistió una y otra vez en que López Obrador recibiera a Martínez.
En esta ocasión los constantes choques del ex dirigente nacional del PAN con la Oficial Mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, y con su jefe el secretario Carlos Urzúa, terminaron por hacer crisis y tras varias quejas, desencuentros y recortes al presupuesto y a los programas sociales del IMSS, Germán terminó por estallar. La gota que derramó el vaso fue la petición de Buenrostro, en un oficio enviado el pasado 30 de abril, para que se despidiera a todos los delegados del Seguro Social en los estados, que habían sido nombrados por su Consejo Técnico, para que “por instrucciones del presidente”, según el oficio enviado por la Oficialía Mayor de la SHCP, sus funciones fueran asumidas por los coordinadores estatales o superdelegados del gobierno federal en cada entidad federativa.
El director del IMSS nunca estuvo de acuerdo con ese y otros recortes de personal y presupuesto y, aunque pidió en varias ocasiones —con oficios que menciona con fecha y número en su carta de renuncia— reunirse personalmente con Urzúa y Buenrostro, sus reclamos fueron ignorados y nunca se le dio la oportunidad de explicar por qué consideraba que quitarle recursos financieros y humanos al Seguro, atentaba contra su autonomía financiera, su normatividad y la operatividad más básica de sus programas de atención a los sectores más necesitados y a sus beneficiarios.
Prácticamente desde esa fecha Germán preparó su salida al entender, según explica en su largo texto de motivos, que no podía hacer nada contra las “políticas de esencia neoliberal” aplicadas por Hacienda y los recortes constantes al IMSS. Desde principios de mayo le mandó su renuncia al presidente López Obrador y prácticamente ya no se presentó a las últimas reuniones de gabinete convocadas en Palacio Nacional. Su decisión ya estaba tomada y sólo esperó a que se reuniera el Consejo Técnico del Instituto para informarles de su salida.
Por eso ayer, cuando le preguntaron los reporteros a su llegada a Veracruz, por la primera renuncia que logra cimbrar a su gabinete, sobre todo por las críticas y cuestionamientos que hace Germán Martínez a la política hacendaria y de recortes indiscriminados en las principales dependencias para mandar recursos a la entrega de ayudas en efectivo que hace este gobierno, el presidente no se mostró sorprendido y, aunque aseguró que respeta su libertad, dijo no compartir las razones que tuvo el expanista para irse de la forma en que lo hizo, al mismo tiempo que López Obrador defendió la injerencia de Hacienda no sólo en el IMSS sino en el ISSSTE, con lo que le dio un abierto espaldarazo a Carlos Uzúa y a su dictatorial Oficial Mayor, Raquel Buenrostro.
Eso sí, a Germán Martínez, que fue en su momento una de las principales adhesiones que más fortalecieron la campaña presidencial de López Obrador, que hicieron crecer su movimiento por tratarse de un político que perteneció a la élite del PAN y del gobierno de Felipe Calderón, el presidente le dejó abierta la puerta para que regrese al Senado, a ocupar su escaño plurinominal si así lo decide, tal vez en una respuesta al respeto que le expresó en lo personal el ex director del IMSS. Veremos si decide regresar, en cuyo caso el senador Pedro Haces volvería a ser su suplente, y la incógnita sería si desde el Senado, Germán seguiría fiel a los dictados e intereses de Morena y de la Cuarta Transformación, con la que ya expresó sus diferencias, al menos en la política económica y presupuestal.
NOTAS INDISCRETAS… Los señalamientos de nombres de la Fiscalía de Estados Unidos, en el juicio que se sigue a Keith Raniere, líder de la secta NXIVM, en la Corte Federal de Brooklyn, confirman varios de los datos que en esta columna publicamos el 12 de abril de 2018, cuando hablamos de “Los Poderosos apellidos detrás del Caso NXIVM”. Ya en aquella entrega documentamos y comentamos cómo Emiliano Salinas Occelli, hijo del ex presidente, aparecía como el principal socio de Raniere en México, junto con Alejandro Betancourt, en el manejo de ESP (Executive Success Program) y de varias filiales empresariales que, a través del corporativo Prorsus, manejaban negocios administrados por la secta estadunidense y que iban desde escuelas, hasta servicios de apoyo a turistas, a través de un fondo Moneyback, que llegó a trabajar con la Secretaría de Hacienda para la devolución de impuestos al turismo en el gobierno de Peña Nieto, o empresas y fondos financieros como Adamant Corporation, Vista San Felipe y Administradora Solidaria Mexicana. Hoy que el nombre de Emiliano Salinas es mencionado por los fiscales en Brooklyn como “cómplice” de Keith, a quién sus seguidores llamaban “el profeta”, se confirman también otros nombres de mujeres jóvenes mexicanas relacionadas con las élites sociales de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey y que participaron en las prácticas de esclavitud sexual de la secta, como Rosa Laura Junco, hija del dueño de Grupo Reforma, Alejandro Junco de la Vega; Alejandra González Anaya, hermana del ex secretario de Hacienda del sexenio pasado, José Antonio González Anaya; además de la hija de Carlos Salinas, Cecilia Salinas Occelli, y el hijo del ex presidente Miguel de la Madrid, Federico de la Madrid y su esposa Fabiola Sánchez de la Madrid. Ahora también ha aflorado en el juicio el nombre de las hijas adoptivas del ex presidente Fox, Ana Cristina Fox, y seguramente faltan muchos nombres y apellidos aún por conocerse porque en esta secta y en sus cursos de “éxito y superación de tus limitaciones” se involucraron muchas hijas de millonarios mexicanos atrapadas por las promesas de llenar sus vacíos existenciales y los métodos seductores del carismático líder-profeta Keith Raniere. El juicio en Nueva York apenas empieza, así que veremos hasta dónde llega este escándalo y sus implicaciones para las élites políticas y económicas de México….Los dados manda doble Escalera. Buen tiro.
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