En la hora de las definiciones en Morena, cuando se espera que de un momento a otro se conozca el resultado de la misteriosa encuesta interna, levantada el fin de semana, y de la que saldrá el nombre del candidato morenista a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, muchos mensajes, operaciones y estrategias cruzadas entre personajes y liderazgos de distintos partidos se están moviendo en la disputa por la codiciada capital de la República. Es como si, dependiendo de la designación de Morena y de su líder, Andrés Manuel López Obrador, se fueran a derivar muchas otras jugadas y definiciones que pueden resultar claves en la batalla electoral por la CDMX.
Por ejemplo, muchos se preguntan qué hará Ricardo Monreal si la definición de López Obrador y su partido termina inclinándose —como muchos lo esperan— hacia la cercanía y confianza que el tabasqueño le tiene a Claudia Sheinbaum o incluso a la operatividad y liderazgo que le puede garantizar Martí Batres. Monreal ha declarado insistentemente que no se irá de Morena y que su “lealtad es con el proyecto de Andrés Manuel”; pero en la realidad el jefe delegacional en Cuauhtémoc nunca canceló su muy cercana comunicación y relación con Miguel Ángel Mancera, con quien llegó a trazar desde hace tiempo el escenario de una “candidatura alterna” por el PRD para la Jefatura de Gobierno. Esa idea, concebida hace tiempo por Mancera y Monreal, hoy sigue viva.
De hecho, al mismo tiempo que avanzaba en Morena y se mantenía adelante en algunas encuestas y en otras empataba con Sheinbaum y con Batres, Monreal no dejó de operar políticamente su propia candidatura. Se acercó con el PT y negoció una alianza condicionada de ese partido con Morena, siempre y cuando él fuera el candidato. Y también en esa operación propia, Ricardo Monreal tuvo contacto muy cercano con Dante Delgado, el dirigente de Movimiento Ciudadano, con el que también habló de la posibilidad de que lo apoyaran como candidato, ya sea de Morena o de otro partido.
Dante, según fuentes cercanas, aceptó el acercamiento con Monreal y la idea de apoyar su eventual postulación e incluso llegaron a hablar de que MC se integrara a una alianza con Morena, con el zacatecano como candidato. Pero hace unos días, la declaración del dirigente y fundador de Movimiento Ciudadano, de que su partido no iría con Andrés Manuel López Obrador en 2018 y que buscarían postular a sus propios candidatos, mostró un viraje radical que parece confirmar la versión que manejan varias fuentes consultadas tanto en MC como en el PRD.
Esa versión dice que detrás de la declaración de Dante, de tomar distancia de López Obrador y de Morena, estaría el consejo de Marcelo Ebrard Casaubon, quien desde Los Angeles, donde radica actualmente y colabora con el ex alcalde Antonio Villaraigosa, mantiene una cercana relación y comunicación con el líder de MC, quien lo había postulado como candidato a diputado federal en 2012, antes de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le anulara esa candidatura al ex jefe de Gobierno por violaciones legales al no haber renunciado al PRD antes de postularse a un cargo por otro partido. El consejo de Ebrard a Delgado Rannauro habría sido mantener su apoyo a Monreal, pero negociar que, de no ser postulado por Morena, aceptara ir como candidato de una alianza entre MC y el PRD para la Jefatura de Gobierno.
Para ello, Dante buscó a Miguel Ángel Mancera y, conociendo la cercanía de éste con Monreal, le vendió la idea de que una alianza PRD-MC con Ricardo como candidato sería el antídoto perfecto para derrotar a Morena y a López Obrador en la Ciudad de México. Hoy, Mancera ha comprado esa idea e impulsa la posible alianza con MC y la candidatura común del jefe delegacional en Cuauhtémoc como “la mejor opción para mantener la Ciudad bajo el control del perredismo”.
Pero hay quien afirma, dentro del grupo cercano de Dante Delgado, que esa “operación” de Marcelo no es totalmente desinteresada y que el ex jefe de Gobierno buscaría meter, en esa alianza PRD-MC, a piezas clave de su equipo cercano, y garantizar su influencia en un eventual gobierno aliancista en la Ciudad de México para, desde esa posición de poder, cobrar su venganza contra Mancera, a quien Ebrard le guarda un enorme resentimiento porque lo acusa de “malagradecido” y de “traición”.
En fin, que detrás de la definición que en las próximas horas tomará Morena, se están moviendo demasiadas cosas y demasiados intereses. Desde la decisión estratégica y afectiva de López Obrador, hasta la posibilidad de una alianza de “todos contra Morena”, con un morenista como Monreal encabezándola. Y de fondo está la disputa por la Ciudad de México y su segundo padrón de votantes a nivel nacional.
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