La empresa detrás del popular equipo de futbol, Cruz Azul, es una de las sociedades cooperativas más antiguas y de las pocas exitosas que sobreviven en México. Fundada en 1931 por 192 trabajadores, la cementera es hoy en día no sólo un exitoso negocio, sino también el botín de un grupo controlado por su director general, Guillermo “Billy” Álvarez quien, contraviniendo todas las leyes que rigen al llamado sector social de la economía, ha impuesto un “régimen de terror” en el que, desconociendo asambleas, ocultando información de operaciones financieras a la Cooperativa y persiguiendo y acosando, incluso judicialmente, a los socios que le exigen transparencia y rendición de cuentas, ha convertido a esta empresa social en un opaco y jugoso negocio personal y familiar.
A pesar de haber sido acusado y denunciado en 2010 ante la desaparecida SEIDO, que durante la gestión del procurador Arturo Chávez Chávez le abrió una investigación por operaciones con recursos de procedencia ilícita, referidos a transferencias ilegales a paraísos fiscales a través de empresas off shore como Blue Eagle y Lumar, Billy Alvárez ha utilizado sus influencias y las relaciones políticas que le ha dado el mundo del futbol para librar esas acusaciones “con pagos millonarios a las autoridades de aquel tiempo”, según acusan socios de la Cooperativa, quienes con documentos y denuncias judiciales en mano, relataron a esta columna la persecución de que han sido objeto y los abusos y excesos cometidos por Guillermo Álvarez y por el grupo con el que se ha apoderado de la sociedad cooperativa, a la que ha convertido, dicen esos socios, en “un imperio de terror”.
La historia que narran los socios comenzó en 2009, con un pleito entre los hermanos Álvarez Cuevas por el control de la Cooperativa de la que dependen directa o indirectamente más de 8 mil familias y que tiene plantas y presencia en Hidalgo, Oaxaca, Aguascalientes y Puebla. Alfredo Álvarez Cuevas convocó en aquel año a una reunión a unos 150 socios en el auditorio del Cooperativismo de Ciudad Cooperativa Cruz Azul, en Hidalgo. En esa reunión les presentó a Oscar Terroba Wolf, asesor financiero y de seguros de la empresa, quien les informó que había detectado desvíos de dinero a paraísos fiscales por parte de Guillermo Álvarez y otros directivos, en lo que denominó la “Operación Europa”, además de malos manejos en los pagos de seguros y reaseguros de las plantas. Los socios salieron de aquella reunión sorprendidos y molestos.
Un año después se enterarían de que la Subprocuraduría Especializada en Investigaciones Delincuencia Organizada de la PGR había iniciado una investigación contra Billy Alvarez y otros miembros del Consejo de Administración de Cruz Azul por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, pero “extrañamente no pasó nada con ese expediente y con el tiempo nos enteramos de que habían soltado millones a las autoridades de entonces para obtener el no ejercicio de la acción penal, y vacunar así a Guillermo Álvarez y sus cómplices, que ya no podrían ser juzgados dos veces por el mismo delito”, comenta uno de los socios que pidió el anonimato.
Para 2011, Alfredo Álvarez Cuevas volvió a la carga y en una asamblea llevada a cabo el 11 y el 22 de enero, junto con un grupo de consejeros y socios afines, el hermano logró acusar a la administración de Guillermo por irregularidades graves. Sin embargo, la asamblea decidió suspender de sus funciones a Alfredo y a un grupo de 9 socios más, y Víctor Manuel Garcés Rojo, cuñado del Director General, fue excluido de la Cooperativa por un grupo de socios que continuaron ilegalmente dicha asamblea. Para el 28 de mayo, en otra asamblea, Alfredo Álvarez y sus 9 consejeros afines (6 del Consejo de Administración, 2 del Consejo de Vigilancia y un socio) fueron expulsados por haber acusado al Director General sin probar sus acusaciones, aunque ellos impugnaron la validez de esa asamblea con una demanda civil.
Dos años después, en 2013 un error de procedimiento en el proceso de expulsión, hizo que Alfredo y sus consejeros fueran restituidos en sus puestos en una Asamblea General del 4 de octubre. Al ser restituidos, el hermano y sus socios se convirtieron desde entonces en aliados de Billy Álvarez y se olvidaron de las denuncias que habían hecho en su contra. Pero la disidencia continuó y un grupo de consejeros electos, desvinculados de los hermanos, insistieron en imponer controles a la Dirección General con un manual de Políticas y Procedimientos e incluso pidieron la destitución de Guillermo Álvarez Cuevas. El problema fue que a Billy eso no le gustó y ahora junto con su hermano se dedicó a perseguir, atacar y acosar a los consejeros disidentes y a los socios que los apoyaron con denuncias penales fabricadas y con el apoyo de jueces y ministerios públicos sobornados.
EMPIEZA LA DICTADURA DE BILLY
A finales del 2013 se conoce que existe otra denuncia por los delitos de Operaciones de Recursos de Procedencia Ilícita y Delincuencia Organizada, con número UEIORPIFAM/AP/207/2013, pero tampoco ocurre nada. En 2015 se lleva a cabo una Asamblea General los días 24 y 25 de abril y en ella Billy Álvarez mete en la Orden del Día la “venta de por lo menos el 45% de los activos de la Cooperativa y sus empresas filiales”, propuesta que se disfraza como un proyecto de “alianza estratégica”. Un grupo de socios comienza un movimiento para oponerse a dicha venta y logra que se rechace el proyecto de Billy casi por unanimidad. Eso les vale a los opositores comenzar a ser perseguidos con denuncias penales prefabricadas.
Semanas después de esa asamblea es detenido y encarcelado el socio Raúl Antonio Enríquez López, entonces Presidente del Consejo de Administración, por delitos inventados de extorsión y amenazas. Sale libre en menos de una semana pero el manotazo de Billy surte efecto y Enríquez López, quien había liderado el movimiento para imponer controles en la empresa, se rindió ante el Director General y se volvió su aliado hasta la fecha. Eso le valió ser nombrado recientemente Coordinador del Área Comercial.
Otro de los líderes disidentes, el director financiero de la empresa, Juan Manuel Briseño, fue detenido el 6 de diciembre también de 2015 por otro delito inventado de extorsión y fue llevado a una prisión en el estado de Oaxaca. Sale libre en menos de una semana, pero mientras estuvo detenido fue amenazado y destituido de su puesto unos meses más tarde. Es reemplazado por el primo de Billy Álvarez, Mario Sánchez Álvarez.
La persecución de los disidentes continuó y el 5 de abril de 2017, tres días antes de celebrar una Asamblea General, es detenido el socio José Antonio Marín Gutiérrez, entonces Presidente del Consejo de Vigilancia, por el delito inventado de fraude en el estado de Veracruz. Marín Gutiérrez estaba nominado a ser elegido Presidente del Consejo de Administración en Asamblea del 8 de abril de ese año y para evitar que se presentara, lo trasladaron a Veracruz a un penal del puerto. Sale libre en seis días y se descubre que tanto el denunciante como los testigos de la denuncia son inventados, las identificaciones fueron fabricadas, las cuentas de banco en donde supuestamente le depositaron grandes cantidades de dinero (5 millones en tres eventos) no existían, y el expediente con número 310 fue clonado, ya que pertenecía a un delito distinto con otros actores, cuyas constancias fueron desaparecidas y en su lugar se introdujeron las del delito fabricado.
A pesar de las persecuciones y de los pagos a jueces, Billy Alvárez no pudo evitar que el 29 de septiembre de 2018, en una Asamblea General, José Antonio Marín Gutiérrez y Víctor Manuel Velázquez Rangel fueran elegidos Presidentes de los Consejos de Administración y Vigilancia, por una amplia mayoría de socios. Enojado, el director general impugna la Asamblea con una demanda civil y, otra vez con maniobras extrañas, el juez 24° de lo civil en la Ciudad de México les concede a los demandantes sendas medidas cautelares que invalidan los acuerdos tomados, incluida la elección de Consejos y suspende las facultades de los presidentes electos y los suspende en sus puestos de trabajo en la empresa.
Finalmente en el presente año, el 25 y 26 de marzo pasados, un reportaje de Mexicanos Unidos Contra la Corrupción y la Impunidad, involucra a Guillermo “Billy” Álvarez Cuevas, a su hermano Alfredo Álvarez Cuevas y al cuñado de ambos, Víctor Manuel Garcés Rojo, en operaciones de envío de recursos a empresas en paraísos fiscales, así como pagos a empresas fantasma por más de 190 millones de pesos.
La respuesta a esas denuncias es un nuevo embate del Billy y el 12 de abril pasado es detenido Víctor Manuel Velázquez Rangel, Presidente electo del Consejo de Vigilancia y Director Comercial, a quien le fabrican delitos de extorsión y lo trasladan al penal del puerto de Veracruz. Sale libre a los seis días y se descubre que su caso es idéntico al de José Antonio Marín Gutiérrez, es decir con denunciantes y testigos inventados, identificaciones falsificadas, cuentas de banco inexistentes y el expediente, con número 312, también clonado y perteneciente a un delito diverso con diferentes actores.
El 4 de mayo pasado, más del 20% de los socios registrados en el padrón de la Cooperativa convocaron a una Asamblea Nacional, pero Guillermo Alvárez operó enviando circulares a las plantas cementeras en Lagunas, Oaxaca, Cruz Azul, Hidalgo y a las oficinas corporativas en la CDMX para amenazar a los trabajadores y socios diciendo que esa era una asamblea ilegal y que él no avalaba, cuando no tiene facultades para avalar o no una convocatoria realizada por los socios, que al final no alcanzaron el quórum necesario.
¿Hasta cuándo seguirá el autoritarismo y la dictadura de Guillermo Billy Álvarez contra los socios de la Cooperativa Cruz Azul que no pueden disentir de él o exigirle cuentas sin exponerse a persecuciones, amenazas y ataques contra ellos y sus familias. En tiempos de la 4T, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador afirma que el país ya cambió y que no hay impunidad para nadie, Billy Álvarez se pasa la Ley General de Sociedades Cooperativas por el arco del triunfo y pisotea y violenta los derechos de los socios de Cruz Azul, sin que ninguna autoridad, ni de la Secretaría de Economía, ni del Trabajo o de ningún otro tipo se atreva a tomar cartas en el asunto. ¿Nada ni nadie por encima de la ley, solo Billy Álvarez?
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