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El cada vez más cercano proceso electoral en Estados Unidos domina anticipadamente la agenda de la relación binacional. Ello impone ya un complejo escenario para el gobierno mexicano: inversiones, crecimiento económico, migración, comercio… todo un listado de temas entrará en mayor desazón mientras el presidente norteamericano Donald Trump actúa solo bajo la lógica de ganar su reelección.
Funcionarios clave de la Casa Blanca y del Congreso norteamericano han alertado a la administración López Obrador que debemos estar preparados para el caso de que el nuevo tratado comercial de Norteamérica, bautizado aquí como TMEC, sea aprobado hasta finales del 2020, una vez celebrados los comicios estadounidenses de noviembre de ese año.
En un panorama polarizado dentro del vecino país, con visos de estancamiento económico y una presión proteccionista agudizada, el tratado comercial se ha tornado en un tema espinoso que en los próximos meses podría no ser adoptado como bandera, ni por republicanos ni por demócratas.
Sus prácticas parlamentarias dictan que esos asuntos —verdaderas “papas calientes” — sean llevados al periodo de transición entre una legislatura saliente y la que esté por entrar. La primera de ellas es la que aprueba el tema en cuestión, ya sin costo político. Lame duck session, le llaman los iniciados en estos temas.
Sin embargo, diferir más de un año la fecha que se tenía inicialmente prevista para la aprobación del TMEC — agosto próximo a más tardar— traerá mayor incertidumbre sobre la ya de suyo inestable economía mexicana.
El 3 de noviembre de 2020 será la votación no solo para definir si Trump permanece cuatro años al frente de la presidencia, sino también para renovar un tercio del Senado y la totalidad de la cámara baja del Congreso estadounidense. Un momento decisivo para los equilibrios políticos en la nación más poderosa del planeta. El mundo mantendrá la respiración durante un lapso.
Que el TMEC quede atrapado en la disputa electoral estadounidense puede no ser la única mala noticia para la relación binacional, ni siquiera la peor en los 17 meses que nos restan para esa fecha. Así lo demuestra el boicot ordenado por Trump para el tomate mexicano, un reclamo histórico de los agricultores de Florida. Se trata de un estado clave para la elección, que por décadas fue republicano pero que exhibe ya un perfil cada vez más empatado en materia de votos.
Está por cumplirse un año de que Estados Unidos impusiera aranceles a la importación de acero y aluminio proveniente de México, y no puede descartarse que en los próximos meses haya nuevas acciones similares. El presidente López Obrador ha dicho en sus conferencias mañaneras que ello obedece a “motivos político-electorales”. Pero omite definir cuál será la respuesta nacional.
La dinámica en materia de la migración exhibe elementos similares: una agresiva actitud norteamericana y una cautela mexicana que desespera a cada vez más sectores.
Bajo una virtual secrecía, nuestras autoridades mutaron la decisión de ofrecer cobijo a las corrientes migratorias provenientes de Centroamérica para emprender lo que empieza a ser la mayor expulsión de indocumentados en la historia. Algo similar puede decirse de lo que ocurre en la frontera norte, donde Estados Unidos está deportando en cifras que no son dada a conocer pero que pueden acabar configurando también volúmenes sin precedentes.
Es difícil prever lo que seguirá a todos esto. Pero el margen para el optimismo es muy estrecho.
Apuntes:
Con la violenta desaparición ayer de Gilberto Muñoz Mosqueda, líder gremial de la industria petroquímica, quedará vacante un imperio de “contratos de protección” para empresarios del sector que generó grandes fortunas en manos de dirigentes sindicales *** El nombre de José Manuel Sanz Rivera brinca en cualquier conversación sobre la nueva crisis de inseguridad en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco, en Morelos. Sanz, de origen español, es formalmente jefe de la oficina de la gubernatura, pero se le atribuye conducir en realidad la administración estatal, lo que incluye una ruta de confrontación con múltiples actores, mientras el mandatario estatal parece estar dedicado a la frivolidad. El presidente López Obrador ofreció un enfoque condescendiente sobre lo que ocurre en aquella entidad, durante su conferencia mañanera, tras la ejecución de dos personas a plena luz del día en la plaza principal de Cuernavaca. El problema, sin embargo, es mucho más grave que un conflicto gremial. ¿Quién es responsable de informar mal en Palacio Nacional?