Parece ocioso preguntarse por el propósito con el que el presidente López Obrador desayunó en privado con el gobernador priista Alejandro Moreno durante su más reciente gira por Campeche. Con base en la experiencia acumulada, se trató del encuentro de un patrón que le pide cuentas a un subordinado.
Moreno Cárdenas, que todavía será por algunos meses presidente de la Conago, el club de gobernantes estatales, ha rendido todo principio de dignidad política en pos del beneplácito presidencial. En público no muestra rubor alguno por las lisonjas que vierte, mientras en privado, según fuentes confiables, ha ofrecido a López Obrador pactos diversos, apoyos del PRI en el Congreso federal y sus buenos oficios para cualquier causa que tenga a bien encomendarle el tabasqueño.
El gobernador campechano, que gusta ser llamado “Alito”, ha comprometido su empeño, de acuerdo con versiones disponibles, para que el flamante gobernador de Tabasco, Adán López Hernández, emanado de Morena y estrechamente cercano a López Obrador, sea el próximo líder de la Conago, despreciando acuerdos previos que perfilaban para esa posición al panista Francisco Domínguez, de Querétaro.
A nadie debería sorprender la obsequiosa actitud de “Alito” hacia el ocupante de Palacio Nacional si, por un lado, se revisan las encuestas que prevén desde ahora un desastre electoral para el PRI en la renovación de la gubernatura en 2021. Seguramente debe entender que, en ese escenario, quedará al descubierto frente a señalamientos de corrupción.
Cómo estarán las cosas en el PRI que Moreno se ha inscrito en la contienda interna para definir a su nuevo dirigente. A estas alturas ni siquiera está del todo claro cuándo ocurrirá la respectiva elección, que será organizada por Instituto Nacional Electoral. La última fecha difundida, en el lejanísimo 8 de septiembre, está en predicamento pues no se sabe aún cuánto cobrará el INE por su gestión.
José Narro, exsecretario de Salud; la exgobernadora yucateca Ivonne Ortega y el también exmandatario oaxaqueño Ulises Ruiz complementan el panorama de quienes disputarán la tarea de conducir a un partido nonagenario que más pareciera un organismo en extinción que una fuerza política con los bríos suficientes para emprender nuevos caminos.
Por lo pronto, “Alito” ha logrado reducir a la Conago al papel de comparsa presidencial, lo que desde luego ahuyenta la participación de otros gobernantes. En su más reciente encuentro, en Acapulco, la agrupación atrajo acaso a una docena de los 32 mandatarios estatales.
Mal registro habrá de estas horas difíciles si el PRI las cursa bajo el signo de la sumisión. En alguna oportunidad el viejo ideólogo priísta Jesús Reyes Heroles encajó su ironía sobre Tlaxcala al decir que era un territorio de reses bravas con hombres mansos. ¿Qué diría de los pusilánimes de hoy en su partido?
APUNTES: Un alto funcionario del Poder Judicial de la Federación, una universidad estatal, un dirigente sindical… Así está la más reciente lista entregada al gobierno mexicano por el Departamento del Tesoro de Estado norteamericano, con próximos integrantes de la llamada Lista Clinton que la entidad OFAC integra con empresas y particulares sospechosos de colaborar con el crimen organizado en todo el mundo. Sus contrapartes no se mostraron especialmente sorprendidas, según se dijo a este espacio. Pero todo indica que nos dirigimos a un escándalo de corrupción bajo condiciones singulares.
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