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Este jueves comienza, con el registro de aspirantes, el proceso de renovación del Tribunal Superior de Justicia en la capital del país. El perfil de quien termine encabezándolo y su desempeño en los años siguientes tendrán un impacto clave en la administración entrante de Claudia Sheinbaum, uno de los personajes más cercanos al presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
Se prevé la inscripción de media docena de candidatos al cargo, entre ellos el actual presidente del Tribunal, Álvaro Augusto Pérez Juárez, quien se puede reelegir pero ha pasado al registro solo como sucesor de Edgar Elías Azar, que ocupó esa posición de 2008 a 2017 y es actualmente embajador en Holanda.
El cuerpo de los actuales 79 magistrados en el Tribunal ha sido un eje fundamental para acompañar a los sucesivos titulares de la Jefatura de Gobierno, en particular en temas tan sensibles como el combate a la inseguridad. El estilo personal de Marcelo Ebrard (2006-2012) contrastó de forma radical, por su eficacia, con los menores resultados de Miguel Ángel Mancera (2012-2018), en buena medida por el acompañamiento en el llamado “gobierno de los jueces”, comparten mayoritariamente una visión de ciudad en su interpretación de las leyes.
En la lista de los actuales contendientes, que se hará pública este día 18, figuran ya también personajes identificados con la jefa de Gobierno entrante, la citada señora Sheinbaum, pero hay otros que se dicen cercanos al equipo del presidente electo; al menos una que asegura ser apegada al ahora senador Mancera, y una última que reclama ser emisaria del referido Marcelo Ebrard.
Sin embargo, fuentes del equipo de López Obrador dijeron que no existe ningún ánimo de intervenir en este proceso, lo que se ajustaría al esquema del político tabasqueño en su interacción con el tribunal cuando se desempeñó al frente de la ciudad (2000-2005).
Los aspirantes deberán comparecer ante sus pares el 24 de octubre para presentar su modelo de trabajo en caso de ser nombrados presidente. Y de ahí en adelante todo será incertidumbre, pues la elección se produce mediante voto secreto depositado en una urna transparente, que es sometido a escrutinio inmediato en un evento público. Gana quien obtenga la mitad más uno de los votos (en este caso, al menos 40). Es muy probable que deba efectuarse más de una ronda de votaciones antes de conocerse el desenlace.
Además del actual presidente Pérez Juárez, del que poco puede decirse en materia de avances (antes al contrario), entre los seguros contendientes destacan dos: Rafael Guerra Álvarez, magistrado, quien formó parte del equipo de abogados encabezado por Xavier Quijano que defendió a López Obrador en la crisis por su desafuero. Es esposo de Verónica de Gyves, ampliamente mencionada como posible futura fiscal general. Se le identifica con Sheinbaum y en particular con su futura secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez.
Otro firme aspirante será Manuel Díaz Infante, una sorpresa en esta lista por su trayectoria en el PRI, especialmente ligado con Emilio Gamboa. Su lugar en esta contienda se lo deberá a Juan Luis Alcántara, hombre cercano a Morena y a López Obrador, al grado de que se le ha presentado también como viable fiscal general e incluso futuro ministro de la Corte. El círculo de colaboradores de Díaz Infante asegura que es respaldado por Julio Scherer, designado futuro consejero jurídico de la Presidencia y uno de los integrantes del primer círculo del presidente electo. No obstante, no hay evidencia alguna de que Scherer Ibarra haya hecho alguna gestión por ninguno de los participantes en esta historia.
En la lista habrá que incluir a Rosalba Guerrero, considerada una tormentosa magistrada que ha atraído diversas imputaciones. Es cercana al influyente magistrado Elfego Bautista, que sin duda la impulsa. Ello le ha permitido decir a la señora Guerrero que la apoya el poderoso futuro canciller Marcelo Ebrard, con quien Bautista mantiene cercanía. Pero de nuevo, nada señala a que Ebrard esté moviendo un dedo en ese sentido. La relación se cierra con la respetada magistrada Celia Marín Sasaki, sin respaldos relevantes y por ello, con posibilidades exiguas.
APUNTES: La semana recién concluida podría registrarse como el inicio del final del cacicazgo de Carlos Romero Deschamps, el eternizado dirigente del sindicato petrolero. La Secretaría del Trabajo, que encabeza Roberto Campa, le otorgó la toma de nota para una nueva reelección como secretario general, pero detuvo los procesos de renovación de las dirigencias seccionales, donde sopla un viento de fuego en favor de un cambio. Hay al menos dos movimientos disidentes, uno marginal, incluso con registro, y otro que crece todos los días. Podríamos estar presenciando una colaboración entre los gobiernos Peña Nieto-López Obrador para el fin de un cacicazgo desde adentro del propio gremio.