Roberto Rock L.

AMLO: complot y autosabotaje

El estilo de retórica de AMLO y las propuestas a las que se encadena (a veces verdaderas obsesiones) despiertan anticuerpos en segmentos importantes, lo mismo entre empresarios que entre la academia y, sin duda, en parte de la sociedad en general

AMLO: complot y autosabotaje
01/05/2018 |01:02
Redacción El Universal
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Habría que padecer algún tipo de ceguera, física o política, para no advertir que distintos actores han retomado esfuerzos a fin de alinear una estrategia que buscará, nuevamente, descarrilar la marcha de Andrés Manuel López Obrador hacia la Presidencia. Se halla en marcha la nueva versión de un “complot”, como lo bautizó el político tabasqueño en la contienda de 2006.

A nadie puede caberle duda, tampoco, de que uno de los mayores impulsos de semejante estrategia en contra del abanderado de la alianza Juntos Haremos Historia surge del propio carácter, otra vez también, del mismo López Obrador, su estilo de retórica y las propuestas (a veces verdaderas obsesiones) a las que se encadena. Superficialmente presentadas y peor argumentadas, varias de ellas han despertado anticuerpos en segmentos importantes, lo mismo entre empresarios (y no solo conocidos magnates) que entre la academia y sin duda, en parte de la sociedad en general.

Está lejos sin embargo, la existencia de un panorama homogéneo en esta materia, aun entre los empresarios. De ahí la cada vez menos discreta pugna entre los dos más visibles líderes empresariales del país, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, y el dirigente del sindicato patronal, Coparmex, Gustavo de Hoyos.

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Con diferencias que se han ido aderezando en diversas agendas, el tema López Obrador elevó su tono. El CCE de Castañón buscó sentar a discutir a López Obrador el tema del aeropuerto, lo que atrajo una condena clara de De Hoyos, la voz clara de los dueños de las principales corporaciones del país. Formalmente, Coparmex es parte de CCE. En los hechos, hay ruptura.

En esta coyuntura, López Obrador ofreció primero acudir a la referida mesa, pero luego la saboteó, puso en ridículo a Castañón y lo obligó a radicalizarse en favor de la facción “dura” de los empresarios, en la que despuntan los apellidos que siempre han combatido al tabasqueño: Coppel Luken, Senderos, Hernández, González.

El amago de la cancelación del aeropuerto se ha sumado a la supuesta amnistía a delincuentes, al tema energético, a la política para el campo o a la postulación de Napoleón Gómez Urrutia. Todos en callejones sin salida y en los hechos, pesadas losas para la urgente necesidad del candidato de Morena de comunicar tranquilidad y optimismo en el electorado.

En estos asuntos López Obrador ha desoído a su propio equipo de colaboradores, que advierte cómo esa agenda representa no un bache sino un profundo hoyanco del que no se puede salir sin heridas claras.

Gómez Urrutia es un caso de contraste. El candidato de Morena-PT-PES es consciente de que de que el tribunal electoral desechará la postulación del controvertido líder minero, a causa de su falta de residencia en el país y por su doble nacionalidad. Su inclusión en las listas de aspirantes al Senado fue producto de una conversación con dirigentes de sindicatos de Estados Unidos e Inglaterra. Sabedor de que el asunto no tiene remedio, el tema no ha vuelto a ser defendido por el tabasqueño.

La polémica por el aeropuerto supone una apuesta peligrosa. Fuera de la Ciudad México esa nueva terminal es sinónimo de corrupción, pero los mensajes provenientes de la clase empresarial del país, con Carlos Slim a la cabeza, han prendido focos de alertas en algunos sectores sociales. Cara a cara en el campo de las redes sociales, López Obrador triunfó sobre Slim. En otros ámbitos, la duda caló.

El campo de batalla se ha modificado diametralmente. En 2006 las televisoras fueron escenario de insultos y arengas contra el hoy fundador de Morena. Corporaciones y cámaras empresariales pagaron anuncios llamando al miedo y el odio contra López Obrador, firmados por entidades fantasmas. No fue difícil trazar luego sus ligas con los cuarteles generales de capitanes de industria.

Hasta antes del reciente debate, todos los conteos de menciones y coberturas en medios electrónicos beneficiaba a AMLO frente a sus dos principales adversarios, Ricardo Anaya, de la coalición PAN-PRD-MC, y José Antonio Meade, de PRI-Panal-Verde. Ha sido hasta los días recientes cuando tales reportes muestran un mayor balance, particularmente en favor de Anaya.

Este día comienza el segundo tercio de la campaña hacia Los Pinos. Cada participante vela con esmero sus armas, calculando asestar tiros de precisión. Tras el debate, el menos acertado parece estar siendo López Obrador, más allá de lo que las encuestas digan ahora o en los próximos días. Tendrá sentido registrar con detalle cada jornada y las implicaciones que traerán para el futuro.

rockroberto@gmail.com