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Las palabras son del poeta Jaime Sabines: “aquí no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas juntas, al mismo tiempo, que es mejor decir que no pasa nada.”
La voz es de una madre desconsolada: “perdí a mi hijo, ya se imaginará el dolor que tengo de ver a mi único hijo muerto.” (La fuente es Notimex, la agencia de noticias del Estado mexicano).
El regaño es de la senadora Gloria Sánchez Hernández: “Los medios lamentablemente están magnificando el drama.”
El testimonio es de una mujer que sufrió en carne propia la masacre de Minatitlán: “Al bebé lo siguieron rematando, le dieron en el corazoncito, cómo no se van a dar cuenta si lo traía la mamá cargando. A la mamá también le dieron. Yo creo que el papá lo quiso cubrir, pero le dieron en la cara.” (La fuente es Notimex, la agencia de noticias del Estado).
El reclamo es de la senadora por mayoría, Gloria Sánchez Hernández: “Los medios lamentablemente están favoreciendo una muy mala política de oposición.”
“A las viejitas que estábamos bailando nos apuntaron. Sí mataron a varias viejitas. No se cuántos eran, yo lo que hice fue aventarme debajo de la mesa, a mi me apuntaron, pero me encomendé a Dios.” (La fuente, otra vez, es Notimex).
De nuevo la senadora del partido Morena, Gloria Sánchez Hernández: se trata de los mismos medios que, “en su momento, no atendieron esa situación.”
Otro testigo de los hechos cuenta que, “a los que estaban agachados les decían que voltearan a ver, a los muertos, (y) les volvían a dar.” (Notimex).
El pasado viernes 19 de abril un grupo de varones armados irrumpió en una fiesta de cumpleaños que se celebraba en el municipio de Minatitlán, Veracruz. Catorce personas, entre ellas un menor de un año, fueron asesinadas.
Sus nombres: Alfredo Megniot, Felicitas Cabrera Gil, Juan René López Velázquez, Hebert Reyes Martínez, Ana María Santos Hernández, Raúl Palacios Vasconcelos, Leobardo Salinas Jiménez, Julio Cesar Vázquez López, Santiago (el niño), César Hernández Barrera, Julio César González Reyna, Patricia Cabrera Ramos, Irma Becerra Álvarez y Marco Aurelio Davis Barrera.
Ellas y ellos merecen ser mencionados, cien, mil, diez mil veces. Se divertían en una celebración donde asistieron trabajadores de Pemex y sus familias; bailaban, bebían, se reían y de pronto ocurrió el drama.
No fue la prensa amarillista quien inventó el drama, no fueron los reporteros quienes exageraron, no es la oposición la que proporcionó lentes de realidad aumentada:
La tragedia fue de tal magnitud que no hay manera de hacerla más grande.
Senadora Gloria Sánchez Hernández: diga esto o diga lo otro, aquí estamos todos muertos de miedo. No sea injusta. No sea mentirosa. No señale en la dirección equivocada. Aunque usted lo crea así, nadie se lo está pidiendo.
ZOOM:
Las palabras son otra vez del poeta Jaime Sabines: “Que no se puede decir nada. Déjenme hablar ahora. Quiero decir que eso, que lo otro, que todo aquí me tiene muerto, medio muerto, llorando. Porque nos pasa a veces, nos sucede que el mundo –no solo el mundo– se complica, se amarga, se vuelve de repente un niño sin cabeza, idiota, idiota, idiota”.