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Alan Turing nos dejó varias cosas como humanidad. El medio más rápido para saber cuáles son es ver la película “The Imitation Game” (“El Código Enigma”). La otra opción es leer sus publicaciones y todos los libros de computación actual que se basan en lo que hizo.
“Think of it. A digital computer. Electrical brain.” — Alan Turing, The Imitation Game
Alan Turing ayudó a que la novela The Man in the High Castle y su serie, disponible en Amazon Prime, sean solo eso: ficción. También es el autor intelectual de donde se basa el Test de Turing (por algo el nombre).
Turing propuso este test en su ensayo “Computing Machinery and Intelligence” de 1950 mientras estaba trabajabado en la Universidad de Mánchester (Turing, 1950; p. 460). El test, o prueba, de Turing busca mostrar la habilidad de una máquina para exhibir un comportamiento inteligente similar al de un ser humano o indistinguible de este.
La prueba no evalúa el conocimiento de la máquina en cuanto a su capacidad de responder preguntas correctamente, solo se toman en cuenta la capacidad de ésta de generar respuestas similares a las que daría un humano.
Durante la reunión anual de Google para desarrolladores que se llevó a cabo esta semana, en un anfiteatro junto a su campus principal en Mountain View, Sundar Pichai (@sundarpichai), el actual CEO, sorprendió al mundo con algo que coloca a Google muy adelante de Siri o de Alexa. Nos mostró un asistente que para los presentes representó el seguir interactuado con una máquina, pero para quien solo lo escucha (si no está físicamente), se vuelve una voz excesivamente parecida a la humana.
Google Duplex, como lo presentaron, es una gran expresión auditiva de lo que es la inteligencia artificial. En la demo se mostró como varias computadoras aprendieron a conectar sus neuronas para hacer una cita en la peluquería, pero esta también servirá para reservar en un restaurante y hacer otras tareas, lo impresionante es su voz humana.
Lo que hace el asistente de Google es recibir un comando tuyo para reservar en un restaurante y listo, tú continúas con lo tuyo. Lo que pensaríamos de manera sencilla es que la aplicación buscará si el restaurante tiene alguna aplicación similar a Open Table y hará la reservación, pero nos quedamos cortos. Lo que hace es ¡llamar al restaurante! Y con una voz más amigable que la mía, probablemente, habla con la persona encargada de las reservaciones. La conversación es sutil, sencilla pero con elementos que la hacen pasar la Prueba de Turing, no se trata de un empleado de Google, es una computadora que utiliza modismos de sonidos como “uh uh”, “uhmmm” o “ahemmm”, sonidos casi guturales que tienen un significado, mientras se mantiene el sonido ambiente, ese #ruidoblanco de la llamada. Realmente me dejó impactado.
Si quieren ver de qué hablo, los invito a escuchar los audios que están disponibles en línea en el blog de Inteligencia Artificial de Google.
Es impresionante y una excelente muestra de lo que nos empezamos a afrontar al día de hoy. No sabemos si la llamada que recibiremos a continuación será de una persona o un humano. ¿Se imaginan la cara de quienes respondieron a la llamada cuando se enteren de que hablaron con algo que no existe? Este ejemplo es claro, contundente y actual; el presente, no el futuro.
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