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#LaVozDeLosExpertos
El ruido no refleja la potencia, y la potencia no es eficiencia. Con eso resumo lo que muchos esperan de la Fórmula E y a lo que varios detractores de la electrificación vehícular se aferran.
Claro que la Fórmula 1 ha generado entretenimiento y desarrollo tecnológico para una industria multimillonaria y de alta especialización; pero, aunque no comulgo por completo con la Fórmula E, dejemos de “pedirle al primo que se parezca al hijo”.
El desarrollo tecnológico que nace de los Grand Prix suele llegar primero a los vehículos de gama alta y, con el tiempo, gracias a la economía que trae la escalabilidad (recuerdo del Sr. Ford), hace que llegue a vehículos más económicos.
Las rectas, las curvas y la altitud de una pista (oxigenación y presión) impactan en la conducción y estresan a un motor de cientos de miles de piezas para avanzar. La tecnología que se va perfeccionando permite desacelerar un vehículo empujado por un motor al que se le inyecta un líquido inflamable y que pesa mucho menos que un vehículo con baterías. Eso hay que divulgarlo. Hay que decir que el motor eléctrico actual, por su diseño, se ayuda a desacelerar a través del frenado regenerativo de auto...
El formato de la Fórmula E no ayuda a educar y a aclarar a la población (y sus gobernantes) las dudas básicas de propiedad de un vehículo eléctrico. Cualquier persona que se sube a un vehículo eléctrico (desde un carrito de Golf hasta un Tesla P100D) sabe perfectamente que no hay forma en que el proceso de combustión sea más rápido que la velocidad de la luz. Pero todavía hay cosas que necesitan aclararse. Es claro que en los próximos 100 años se irán perfeccionando las baterías (quizá un punto débil de los autos electricos actuales). Pero, si hablamos del motor, tecnológicamente el más eficiente y con mayor potencia es el eléctrico (no por nada la Fórmula 1 ya se puede llamar fórmula híbrida).
Esto me lleva al planteamiento regular de la educación, y no quiero caer en el #ruidoblanco que “compraron” los legisladores cuando decidieron que los híbridos y los eléctricos son iguales... Prefiero hablar de eficiencia. En septiembre de 2017 se reportó que un motor Mercedes AMG de la F1 había alcanzado una eficiencia térmica del 50% (impresionante, si pensamos únicamente en combustión; eso es 150% más eficiente que el promedio de los autos en la calle). Ahora bien, un eléctrico utiliza entre el 85% y el 90% de su energía almacenada para mover las llantas. No me refiero siquiera a pérdida por temperatura: me voy directamente al movimiento del vehículo. Por lo que me parece que, para mejorar los eléctricos, hoy en día se requieren más subidas y bajadas que curvas y rectas.
Bienvenida la Fórmula E a México. Es genial ver que haya patrocinios y se hable de electrificación. Pero debería haber un compromiso mayor. Veo a pocos ayudando a educar y aclarando dudas básicas que rodean la movilidad eléctrica.
Para colmo, la legislación alrededor de la electrificación vehicular es tan absurda (basada en términos ambiguos y no en resultados ambientales) que, para las automotrices, es igual traer un híbrido no conectable que uno conectable. Incluso promocionan el “no se necesita conectar” cuando el resto de los países impulsan los híbridos conectables tipo PHEV (plug-in hybrid electric vehicle).