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#LaVozDeLosExpertos
“They say they disagree but they don’t, there is nobody putting the breaks on any of these people. Because we treat them like Boy Kings.”―Kara Swisher
Escucho con mayor frecuencia a más expertos y gente de Silicon Valley hablar sobre lo que se sabía desde hace tiempo de Facebook. Muchos no entienden cómo es posible sorprenderse por lo publicado en el New York Times respecto a las acciones realizadas por empresas contratadas por Facebook para manejar las críticas que se le hacían a la plataforma social evitando que Washington y otros gobiernos la regulen. Recuerdo escuchar las preguntas de los políticos a Zuckerberg en Washington y, es inevitable concluir que se encuentran atrapados por ese medio para convencer a sus electores.
Cuando uno analiza las conversaciones entre políticos y plataformas de medios digitales, lo primero que les ocupa sobre el uso de las “benditas redes sociales” es el modo en la que pueden utilizar su poder para controlar y administrar lo que pasa en ellas. Al ver que son medios que se brincan fronteras e incluso que pueden tener servidores divididos en otros países, enseguida ven cómo con su poder económico pueden manipular a los electores, que ya están ahí.
Un joven multimillonario, gracias a información definida por un algoritmo frente a los ojos de un individuo, es cuestionado sin exigirle responsabilidades. Fue una puesta en escena para tranquilizar las aguas. Lo que es un hecho es que Facebook se convirtió, en buena medida, en el canal para externar opiniones de los grupos más cerrados, de polarizaciones más notorias y evitar el acceso a los problemas que realmente van a complicar la vida a las futuras generaciones.
Cada vez que hay algo importante, tenemos una “comentaritis” que convierte al análisis serio en un comentario más. Los algoritmos han manipulado mucho más de lo que queremos.
Facebook se encuentra en la mayoría de los países del mundo. Cada vez que hay una elección, una consulta o un tema popular, son los servidores que se utilizan para enviar, medir y administrar (o manipular) sentimientos. La plataforma se vuelve la dueña de lo que escribimos y compartimos, decidiendo con qué regularidad y en qué posición dentro de qué pantallas, para qué personas, pone el mensaje. Además de ofrecer esta opción a anunciantes.
Entre todo este #ruidoblanco estamos creando una generación de humanos ultra protegidos, contra gérmenes, contra situaciones incómodas, contra oposiciones, evitando que la curiosidad los ponga en riesgo... ¡contra la curiosidad! Esta es la que nos hace cuestionar si es verdad que Facebook (junto con su Instagram y su WhatsApp) han ayudado a la sociedad. Lo que yo veo es que Facebook relegó a Orkut en Brasil y, al mismo tiempo, Lula terminó en la cárcel y la extrema derecha militar y conservadora tomará el control de esa enorme nación.
¿Habrá un país que bloqueé Facebook por el bien de su población?, como mencionaba Scott Galloway de NYU, en Pivot. ¿Habrá un país que decida evitar la manipulación digital de algoritmos?
Mientras que a los que no les guste lo que hace Facebook se sigan quejando en los servicios de Facebook, a través de WhatsApp, Instagram o, incluso, en plataformas a las que regalan su información con Facebook Login, seguiremos siendo sujetos de la manipulación de sus algoritmos.