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#LaVozDeLosExpertos
Estaba tratando de entender la explicación del equipo de @Neuralink, empresa que busca conectar equipos externos a nuestro cerebro para detectar los potenciales de acción durante la sinapsis neuronal y buscar convertirnos en súper humanos: cyborgs. La firma, igual que SpaceX o Tesla, toma tracción gracias al capital de Elon Musk quien, sin duda, ha generado cierta habilidad para no tener miedo a ver qué tanto la realidad puede alcanzar a la ciencia ficción.
Mientras seguía el hilo a las neuronas, los axones, las dendritas, la sinapsis, el arco y acto reflejo, tratando de llegar a una potencial acción o a terminar en mi merecido reposo, se movieron algunas placas tectónicas que sacudieron el poniente de la Ciudad de México.
En momentos como ese uno trata de objetivar la subjetividad y es difícil saber a dónde se va a llegar. Por lo general, a ningún lado. Entre mi queja de “no interrumpan la transmisión de Neuralink” empezaron los mensajes: “estuvo fuertísimo, seguro de 8.2”, decía un familiar sobre lo que escuchaba en un salón del aeropuerto, mientras yo le mandaba el tuit de 2.9 del @SSNMexico.
‘¿Por qué no sonó la alarma?’, preguntaban otros. Es difícil alertar cuando algo no viene en camino (los sensores de la alarma se encuentran principalmente en la costa, en el cinturón de fuego del Pacífico), y se origina insitu (hay que recordar que vivimos sobre el Eje Neovolcánico Transversal), entender que estamos en la historia interminable por la ubicación en la que vivimos.
Lo que tiene menos tracción es el recordatorio de no dispersar chismes e incrementar el #ruidoblanco con información falsa por no buscar una fuente oficial para decir de qué intensidad fue un terremoto, como lo que veía que pasaba en redes sociales mientras se hablaba de poner una interfase para que el cerebro hable con una computadora y las pruebas hechas con animales. Las cosas tienen un contexto, Neuralink mostraba en su anuncio una necesidad clara: contratar expertos para avanzar en el desarrollo de la tecnología para ayudar a los humanos lo antes posible.
Tiene repercusiones, claro, utilizar animales para ayudar a la especie humana, pero la balanza está en los resultados finales. Las consecuencias llegan a familias que tienen que costear el apoyo a personas con poca capacidad motriz. Hay que seguir a @YoTambién para entender los menesteres de la inclusión a la cadena productiva de personas con situaciones adversas, hay que informarse y compartir la realidad por más difícil que esto sea.
La búsqueda por ayudar a las personas que tienen menor movilidad también habilita al supersoldado del futuro; pero la discusión no debe ser fantasía, debe ser pública, transparente e incluir a expertos en ética, filosofía, sociología, además de los científicos e ingenieros “resolviendo” un problema.
Hay que salir de la cueva, de la alegoría de la caverna de Platón. Pero también hay que analizarnos como sociedades distintas, como familias con retos distintos, incluyentes, cooperativos. Hay que levantar la antena y buscar ayuda, aunque sea solo para cantar una canción de una película basada en un libro maravilloso de Michael Ende.