México cedió a las exigencias de Trump para salvar un mecanismo de libre comercio con Estados Unidos. No cedió, por supuesto, a las demandas extremas del presidente estadounidense planteadas al inicio de la renegociación. Pero sí concedió beneficios satisfactorios para él y su clientela política, de cara a las elecciones intermedias de noviembre próximo y su eventual reelección en la Casa Blanca dentro de dos años. Puede decirse que en la negociación caímos, pero de pie.
Y es que para México el peor escenario era romper con nuestro principal socio comercial, con una economía altamente dependiente del sector externo, en la que 81.7% de nuestras exportaciones (con un valor equivalente a 26% del PIB) van hacia Estados Unidos y una de nuestras mayores ventajas competitivas es la mano de obra barata.
En esto hay dos lecciones definitivamente no aprendidas: que es altamente riesgoso que cuatro quintas partes de nuestras exportaciones dependan de un solo mercado y que nuestra competitividad internacional se base en salarios bajos y no en la solidez del mercado interno.
Veámoslo en uno de los temas en que cedió México, el de las reglas de origen del sector automotriz. El componente de contenido regional en los automóviles pasó de 62.5% a 75%, cinco puntos porcentuales menos que la original exigencia de Trump de 80%. Un vehículo automotor esta compuesto por 15 mil autopartes y 75% de ellas deberán ser de la región. De ese 75%, visto como totalidad, 45% serán autopartes fabricadas en EU y 55% en México. Pero de ese 55%, visto como totalidad, casi la mitad (entre 40 y 45%) debe estar fabricada por empleados que ganen al menos 16 dólares por hora trabajada, equivalentes a unos 304 pesos que, por día, en una jornada de ocho horas, serían 2 mil 432 pesos y por mes (20 días trabajados) 48 mil 640 pesos. Si no se cumple ese porcentaje salarial, se aplicaría un arancel de 2.5%.
¿En qué productoras mexicanas de autopartes sus obreros ganan eso? Solamente en algunas de las instaladas en Puebla, Guanajuato y San Luis Potosí, y eso porque se aceptó que al salario se sumen las prestaciones laborales. Para EU eso significa romper la ventaja competitiva de los bajos salarios y evitar que sean más las armadoras que vengan a México en busca de ese beneficio. Y para Trump crear más empleos y obtener más votos.
En fin, el objetivo estratégico para México era evitar la ruptura del acuerdo comercial y se logró. Se preserva el tratado, por lo pronto sin Canadá, aunque mantener su carácter trilateral, si ese país acaba por no sumarse, será otra de las cesiones de nuestro país.
Sin embargo, y de acuerdo con el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) que coordina el profesor Ignacio Martínez Cortés, del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM, la terminación de las negociaciones antes de la presentación del presupuesto federal el próximo 8 de septiembre, tendrá tres impactos favorables:
1. Un tipo de cambio entre 18.50 y 19 pesos por dólar; 2. Un flujo razonable de inversión extranjera directa (IED) proyectado en unos 23 mil millones de dólares para 2019-2020 (mayor que la más alta lograda en 2013 por 17 mil millones de dólares); y 3. Al menos un punto porcentual más en el PIB estimado, de manera que si para 2019 era de 2.3% y para 2020 de 2.5%, ahora sería de 3.3% y 3.5% respectivamente.
Esto incidiría favorablemente en los planes de AMLO para la atracción de inversión privada en sus proyectos de infraestructura en ferrocarriles, puertos, carreteras, aeropuerto y refinerías, de ahí el apoyo del presidente electo a la negociación del TLCAN, estima el LACEN.
Si esto se combina con los efectos de las zonas económicas especiales creadas por el actual gobierno, sobre todo las de Salina Cruz y Coatzacoalcos, a la que se suma el proyecto de tren del Istmo y la presencia, en territorio veracruzano, de campos petroleros como los contenidos en la Ronda 1 paquete 13, uno de los más apetitosos licitados con la reforma energética, los resultados se perciben halagüeños en la primera mitad del nuevo gobierno.
Un error sería seguir enfocando al libre comercio a un desarrollo regional como el logrado hasta ahora con los estados del norte del país. La renovación del TLCAN debe ser un instrumento para el desarrollo territorial y la consolidación del mercado interno, no panacea para el crecimiento, advierte el profesor Martínez Cortés.
INSTANTÁNEAS: 1. PROTESTA. El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, se puso a la cabeza de mil productores de mezcal. Marcharon a las oficinas del Instituto Mexicano de Protección Industrial (IMPI) ubicadas en Periférico Sur, para exigir que no se extienda a otros estados la denominación de origen de ese producto oaxaqueño, en defensa de 90 mil familias que dependen de la industria mezcalera del estado. Hubo tensión y jaloneos con granaderos de la CDMX, pero Murat obtuvo una muy próxima reunión con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, para dar solución al asunto.
2. RENUNCIA. “… ya no existen las condiciones para que el perredismo se libere de sus desviaciones cupulares y lastres tribales y renazca a cabalidad en un partido socialdemócrata”, dice Agustín Basave en su carta de renuncia al PRD. En las palabras de quien lo presidiera está dicho todo sobre el futuro de ese partido.
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