Rocío Nahle y Octavio Romero Oropeza, propuestos para ocupar la Secretaría de Energía y la dirección general de Petróleos Mexicanos, respectivamente, tendrán entre sus decisiones inmediatas más difíciles, la de nombrar a los directores de Pemex Transformación Industrial (PTI) y de Pemex Exploración y Producción (PEP); ésta última, más que la primera, hundida en un mar de corrupción por sus directores Carlos Morales, Gustavo Hernández y Javier Hinojosa Puebla, durante los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Aun cuando se espera que con el nuevo gobierno se ponga un hasta aquí al saqueo y desmantelamiento de la otrora paraestatal y hoy empresa productiva del Estado, se barajan para tales cargos los nombres de personajes impresentables que ya han desatado todo tipo de rumores y especulaciones en los ámbitos petrolero, político y empresarial.

Ya le comentaba aquí el viernes pasado sobre quien todavía funge como director de PEP, Javier Hinojosa Puebla, acusado en el sector petrolero de ser uno de los orquestadores de la llamada Estafa Maestra, y que promueve para el cargo a sus incondicionales.

Toca ahora comentar sobre Gustavo Hernández García, quien estuvo al frente de esa empresa productiva subsidiaria, al inicio del actual gobierno, cuando Emilio Lozoya Austin (implicado en el escándalo de los sobornos de Odebrecht) dirigió a Pemex.

Pues resulta que Hernández García, un ingeniero petrolero recientemente jubilado, ha buscado el apoyo de algunos miembros de Morena para regresar a dirigir PEP. Pero quienes en el medio lo conocen y han trabajado con él, lo describen como un hombre visceral que, cuando llegó al cargo, no ocultaba el regocijo que le causaba cortar cabezas de funcionarios del anterior gobierno panista y precipitó jubilaciones de sus enemigos.

Pero más allá de las cuestiones relacionadas con la conducta, incluida una especie de megalomanía revelada por su insistencia en asumirse como el artífice de los grandes contratos de la Reforma Energética, lo que más se recuerda de él es que, durante su gestión, se hizo práctica común el otorgamiento de contratos mediante asignación directa a “empresas de portafolio”, como se denomina en el medio a aquellas sin conocimiento técnico y sin infraestructura, pero que cuentan ¿o compran? el aval de los directivos. Dos ejemplos de “empresas de portafolios”: Sea Dragón de México y Operaciones Internacionales de Servicios, de los hermanos Bustamante de la Parra, que en su momento obtuvieron los más jugosos contratos.

Otras de las empresas favorecidas por Hernández García (¿a cambio de qué?) son: DICAS Energía, de Emilio Díaz Castellanos, que se asoció con Geo Estratos, de Víctor González Dávila, y que sin haber obtenido antes contrato alguno de Pemex fue una de las principales ganadoras de la Ronda 1 de la Comisión Nacional de Hidrocarburos; así como CESIGSA que, se asegura, le pagó durante un largo periodo de tiempo la suite que habitó en el Hotel St Regis de la Ciudad de México.

En días pasados, por otra parte, el equipo de transición de Morena entrevistó a Cutberto Azuara, ex director de Producción de Pemex Transformación Industrial, para el puesto de director de PTI, no obstante los escándalos de corrupción en los que se vio envuelto tanto en su reciente jubilación como en la anterior. Su regreso fue sorpresivo, catorce años después de salir por la puerta de atrás por manejos irregulares de contratos de distribución debido a su gran relación personal con José Antonio González Anaya, quien ya no pudo sostenerlo tras su salida a la Secretaría de Hacienda. Azuara se vio involucrado en manejos no claros en las rehabilitaciones de las refinerías de Minatitlán, Madero y Cadereyta.

La transición formal en Pemex empezó el miércoles tras la declaratoria de presidente electo de AMLO. Ya hubo un encuentro del director Carlos Treviño con Octavio Oropeza, en la que Fluvio Ruiz, prospecto para PEP, inició la revisión de más de 150 contratos hechos tras la reforma energética.

INSTANTÁNEAS: 1. REFINERÍAS. Cheque este dato publicado por The Wall Street Journal: la refinería independiente Phillips 66, una de las más grandes de Estados Unidos, reportó en el primer trimestre del año una ganancia de mil 300 millones de dólares, 143 por ciento más que en el mismo período del año pasado. Pues, ¿no que no es negocio? Tan lo es que esa y otras refinerías estadounidenses han encendido focos rojos tras el proyecto de AMLO de rehabilitar las seis existentes en México y construir una nueva. Y tan lo es, que muchas compañías nacionales y extranjeras ya andan diciendo que son buscadas por el nuevo gobierno para la asignación directa de contratos para los proyectos de rehabilitación. ¿Otra vez directos? ¿Dónde queda la licitación pública?

2. QUE PAGUEN. Y ya que andamos en estos temas, el consorcio Grup Servicie Petroliere (GSP), exige a Pemex que le pague incumplimientos de contratos. Esta empresa le arrendó por mil 66 días una plataforma de exploración marina en la localización Balam-TA del Golfo de México. La petrolera la abandonó anticipadamente, ya que Pemex no proporcionó los barcos remolcadores comprometidos, ni cerró el pozo, ni desfogó líneas de boyado. GSP reclamó el pagó total del arrendamiento pactado en el contrato 421002873. Se renegoció el adeudo por 16 millones doce mil quinientos dólares y Pemex se comprometió a pagar. Esta es la hora en que no lo ha hecho. Ya les contaré más de esta historia..

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raulrodriguezcortes.com.mx,
@RaulRodriguezC

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