El general de brigada Luis Rodríguez Bucio, nombrado ayer comandante de la Guardia Nacional, es uno de los mandos militares que más información y conocimiento tiene sobre el problema del narcotráfico. Ha sido, además, pieza clave en la integración de las fuerzas armadas mexicanas a los mecanismos de cooperación en defensa y seguridad hemisférica.
Su conocimiento del problema del narcotráfico quedó corroborado en 2006, al inicio del gobierno de Felipe Calderón, cuando el entonces general secretario de la Defensa, Guillermo Galván, le encomendó meter orden en el Centro de Inteligencia Antinarcóticos del Estado Mayor de la Sedena, donde ostensibles irregularidades derivaron en la baja del Ejército del general brigadier Roberto Aguilera Olivera, quien estaba al frente de esa sensible tarea. Rodríguez Bucio lo limpió y transformó en lo que hoy es el Grupo de Análisis e Información de Narcotráfico (GIAN).
En reconocimiento a esa labor y ya como general de brigada, fue electo por sus pares hemisféricos como presidente de la Junta Interamericana de Defensa (JID), cargo que hasta ayer desempeñaba. Se convirtió así en el primer militar mexicano en encabezar esa instancia multilateral que atiende entre sus prioridades el combate al terrorismo, al narcotráfico, al crimen organizado y otras “amenazas” subregionales como el tráfico de personas.
Este militar michoacano que cumplirá 63 años el próximo 27 de agosto, se graduó del Colegio Militar como oficial de infantería en 1977. Fue asignado al segundo batallón de Guardias Presidenciales. Entre 1981 y 1982 fue ayudante militar de Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, secretario de Relaciones Exteriores en el segundo tramo del gobierno de José López Portillo.
En enero de 1989 fue transferido al Estado Mayor Presidencial como subjefe de la Sección Cuarta (Logística) en el gobierno de Carlos Salinas y de 1990 a 1992 fue comisionado a la agregaduría militar de la Embajada de México en la entonces República Federal Alemana donde hizo un curso de Estado Mayor.
Su hoja de servicio, durante 42 años en el Ejército, lo llevó a desempeñar funciones de mando en zonas agobiadas por el narcotráfico como Badiraguato, Sinaloa, y San Gertrudis, Chihuahua, y de representación diplomática como agregado militar en Berlín, Alemania, y Varsovia, Polonia. Rodríguez Bucio es licenciado y maestro en Administración Militar, y doctor en Defensa y Seguridad.
Contra la sugerido y exigido por analistas y organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos, la Guardia Nacional, sin duda ni disputa, estará comandada por un militar. El general Rodríguez Bucio se educó, formó y desempeñó como tal. Está en activo y si bien por edad se retirará en agosto próximo, debe obediencia, en cualquiera de esas condiciones, a su mando jerárquico superior, el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González.
Es cierto que la iniciativa de ley reglamentaria de la Guardia Nacional que AMLO envió ayer al Senado (junto con las de Uso de la Fuerza, Registro de Detenciones y Sistema Nacional de Seguridad), marca con toda claridad que la línea de mando parte del secretario de Seguridad Pública, en este caso Alfonso Durazo, pero cabe preguntar ¿cómo se dirimirá en los hechos la obediencia que también debe al titular de la Sedena el comandante de la Guardia Nacional? ¿Quién tendrá el control real? ¿Cuánto crecerá la influencia del Ejército en la vida pública del país? ¿Qué tan subordinada a las políticas de seguridad estadounidense quedará la estrategia mexicana?
Instantánea: LA COORDINACIÓN. Un tema que generó fuerte debate y que, finalmente, la oposición logró desechar, fue la creación de una Junta de Estado Mayor que conectaría al secretario de Seguridad con el comandante de la Guardia. Pero en el diseño propuesto por AMLO se revivió, en los hechos, con una Coordinación Operativa Interinstitucional. Más allá de sus innegables méritos académicos y operativos, los integrantes de esa Coordinación también tienen una marcada influencia militar, salvo el caso de la doctora Patricia Trujillo Mariel, comisaria general y representante de la Policía Federal. Por el lado de la Sedena estará el también general de brigada Xicoténcatl Núñez Márquez (quien culminará en julio próximo su proceso de retiro) y por el de Marina, el contralmirante ya retirado Gabriel García Chávez.