Las protestas de los jugadores de la NFL en contra de las declaraciones del presidente Donald Trump fueron una gran muestra de unidad. Los profesionales no se hincan para insultar su himno o a sus soldados, muchos de ellos representan a los que sufren racismo en las calles de Estados Unidos.

Ahora, será tiempo de que los jugadores continúen con su llamado de unidad, pero ya no es nada más en contra del magnate convertido en mandatario. Los atletas tendrán que mostrarse fuertes ante las amenazas de algunos dueños —intimidados por las palabras de Trump—, de mandarlos a la congeladora. Las protestas deben mantenerse, o el objetivo de Colin Kaepernick, mismo que le costó su trabajo, quedará sepultado.

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