Si miembros del PAN, PRD o MC, por separado, hubiesen insultado a un gran número de comunicadores y medios, seguramente no serían tan atacados cómo lo son por esos mismos comunicadores y medios, ahora que están integrados en un Frente Ciudadano por México.

Es de llamar la atención la cantidad de tinta o palabras al aire que destinan para hostigar al Frente. Tanta es la dedicación empleada por plumas y voces, que ya pasé de la suspicacia a la certidumbre de que se trata de una estrategia, o mejor dicho de una vieja táctica: la del “nado sincronizado”. Es decir, voces y plumas pagadas por el sistema-gobierno para criticar, denostar, crear encono en contra de aquello que es el objetivo apuntado.

Desafortunadamente, México continúa con sus viejas prácticas a las que se suman las estrategias de manipulación a través de las redes. Por cierto, no se pierdan el reporte de Freedom on the Net 2017, publicado el martes pasado en https://freedomhouse.org/report/freedom- net/freedom-net-2017, que analiza la manipulación mediática en 65 países, incluyendo México.

Como cualquier agrupación, el conjunto es mucho más que sus partes. No se puede juzgar a la Iglesia Católica por sus pederastas, ni a los estadounidenses por Trump, y aunque soy la primera en cuestionar la ética de algunos individuos que integran al PRD, entiendo que el Frente es un concepto disruptivo que dice ir más allá de buscar “el poder por el poder en sí”.

Si fuese cierto que la finalidad que persigue el Frente —además de representar una alternativa al mesianismo o una vuelta al priísmo—, es la de unificar a la sociedad en un proyecto común, que procure que México sea el país que siempre debió haber sido, no encuentro razón por la cual no considerarlo como opción.

Si su razón de ser fuese la de representar una alternativa real para establecer un sistema que, pese a las presiones de las fortunas de los poderosos, procure una mejoría en la redistribución de la riqueza, erradique la corrupción y termine con la impunidad, no entiendo la causa de tantos ataques (a veces me da por creer en Santa Claus).

Claro, esto a menos de que el PRI-gobierno vea en el Frente un oponente con verdadero potencial, en cuyo caso la estrategia de ataques mediáticos y políticos me hace perfecto sentido.

Sin candidato anunciado y con el riesgo de enfrentar una ruptura interna, si el ungido no es el aceptado por las bases, el PRI se enfrenta al peligro de que el candidato del Frente —sea quien fuere—, termine siendo el que capitalice el “voto útil” contra Morena.

Por ello, en una elección que será a tercios y en la que uno de los contrincantes está perfectamente identificado (Morena), para el PRI-gobierno es indispensable desdibujar al Frente utilizando las herramientas a su disposición.

Y que mejor que sus peones “pseudo-panistas” que “ni tarde ni perezosos”, se autodenominaron “senadores rebeldes”. A ellos les dieron y prometieron el “oro y el moro”, incluso la presidencia del Senado, y posiblemente un hueso que roer para cuando concluya su senaduría el próximo año.

Luego, en una ejemplar aplicación de la estrategia del “divide y vencerás”, lograron que Margarita Zavala presentara su renuncia al PAN y se registrara como candidata independiente, a quien seguramente le ofrecieron todos los medios de comunicación a su disposición.

Fue tal la cobertura que cualquiera hubiera apostado por el fin del Frente. Conductores de radio y televisión concedieron espacios ilimitados; planas, columnas y artículos dedicados al gran evento. Pero la realidad tarde o temprano los alcanzó. Una cosa es inflar encuestas y otra traducirlas en apoyo real.

Del otro lado, en el del Frente, me cuentan que como en cualquier acuerdo, siempre existen puntos álgidos que deberán resolverse. Justo este fin de semana se llevarán a cabo consejos nacionales del PAN y del PRD para revisar avances.

Y en cuanto a la designación de la candidatura a la Presidencia, el Frente está contemplando un proceso de debates que permitirá a los precandidatos exponer ante la sociedad su ideología y su capacidad de gobernar. De entre ellos, y con una fórmula preacordada entre los integrantes del Frente, se determinará quien será el candidato.

Comienza a intrigarme aquello que aparentemente el resto desdeña, o ¿será que no me gusta el “nado sincronizado”?

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