Dado que a un mes del temblor que cimbró a la Ciudad de México apenas se han demolido parcialmente uno o dos de los edificios que irremediablemente tendrían que ser derribados, el método al que recurrió en 1985 el gobierno del entonces Distrito Federal para demoler los edificios fue el de utilizar explosivos, que bien calculados por ingenieros especialistas, resultaba más eficiente.
Un ejemplo para el actual gobierno, que gasta MILLONES Y MILLONES DE PESOS en reconstruir la banqueta de la Avenida de los Insurgentes con losetas colocadas de una por una, que ya lleva meses, seguramente con un gasto muy oneroso para esta dolida metrópoli y ahora, ante la desgracia del último sismo, al gobierno de Miguel Ángel Mancera no le alcanzará para pagar tanta mano de obra.
Me permito reproducir del diario de Salvador Elizondo un fragmento de sus impresiones del segundo temblor que sucedió el 20 de septiembre de 1985.
Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario número 55, páginas 99 y 100
Viernes 20 de septiembre, 1985.— (…) 7.45 p.m. OTRO TEMBLOR muy fuerte hace unos minutos. En la radio todavía no lo han registrado. Hoy no ha hecho frío —estoy en el corredor hasta las 10 más o menos— y no ha soplado el viento. Por esta épocas siempre sopla el viento y hace frío en la sombra. El viento es lo más raro de todo.
22 hrs.— Empieza a venir dinero de todas partes (¡Oh! Douglas ). Ninguna vez he podido oír de qué grado fue el temblor. Mañana cambian las estaciones. Comenzará el otoño. No hay luz. Los escritores que usan máquinas de escribir eléctricas están desde hace varias horas completamente jodidos. La pluma fuente: instrumento ideal de la escritura. Me gustaría que fuera un poco más líquida y grácil, pero para la penumbra me basta. Hasta ahora —en términos de arquitectura— el terremoto de hace un rato puede considerarse como meteoro crítico (6.6 grados Richter. 5-6 Mercalli).
Es un poco grotesco todo. Murieron unos parientes de Gironella en el terremoto. Parece ser que en los periódicos no dicen la magnitud real del temblor. Gracias a Dios aquí estamos bien...