A punto de cumplir cuatro años de publicar quincenalmente y de llegar a las 100 colaboraciones de esta columna, quiero dedicar esta entrega para hablar del escritor Javier García-Galiano, quien fue el que me presentó con Julio Aguilar, editor de las páginas culturales de EL UNIVERSAL.
Julio Aguilar, afortunadamente, aceptó mi idea de publicar una fotografía de mi autoría con la correspondiente entrada escrita por Salvador Elizondo en sus diarios, y así la comencé en enero de 2014.
Javier García-Galiano fue alumno de Salvador en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM hacia finales de los años 80. Esta relación maestro-alumno pasó a ser una amistad que perduró hasta la muerte de Elizondo, en marzo de 2006.
La amistad con sus alumnos, fundamentalmente literaria, dio frutos y decidieron, con Salvador a la cabeza como decano, formar una editorial que denominaron Heliópolis, creando al mismo tiempo una cofradía literaria agrupando a “la célula comunista secreta Stéphane Mallarmé”. Para Salvador Elizondo fue muy importante que éstos (entonces jóvenes), cultos y refinados alumnos, fueran sus amigos para alegrar y alimentar su vejez con la cercanía y entusiasmo de su prometedora juventud en el campo de las letras.
Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario número 64, página 281
Lunes 9.IV.90. —(…) Me llega el estupendo trabajo de Javier García-Galiano acompañado de un regalo que me hace con De Rivas: una botella de Zuwrovka del que hablamos el otro día cuando pensamos en lo de la “célula comunista secreta Stéphane Mallarme”
Cuaderno de Diario número 68, páginas 65 a 67
Martes 20.XII-94. —Bueno, ya tengo 62 años. No es una edad para estar muy contento (…)
Foto: El escritor Javier García-Galiano en 1992