Paulina Lavista

José Luis Martínez, hombre de letras, orgullo para México I

José Luis Martínez, hombre de letras, orgullo para México I
15/02/2019 |01:50
Redacción El Universal
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En estos momentos en que en México se están dando tantos cambios en nuestra tradición de reconocer que en los literatos y hombres de ciencia nuestro país siempre se apoyó para que éstos nos representaran con dignidad como un país de primer orden (en lo cultural), a través de la diplomacia o como funcionarios al frente de nuestras instituciones culturales más importantes, me permito recordar a don José Luis Martínez como un prototipo de esta estirpe de hombres que hoy brillan por su ausencia…

José Luis Martínez pertenece a la generación de escritores de la región de Jalisco que sobre todas las cosas amaron los libros y de ellos se nutrieron para crecer y construir la cultura mexicana del siglo XX, como Juan Rulfo, Juan José Arreola, Alí Chumacero y Agustín Yáñez, entre muchos otros.

Conocí a José Luis Martínez como director del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) cuando asistió a la inauguración de lo que sería mi debut y primera exposición individual como fotógrafa en el Palacio de Bellas Artes el 25 de noviembre de 1970, hace casi 50 años. Entonces el INBA era una institución muy importante y con José Luis al frente se realizaron magníficas exposiciones nacionales e internacionales y, para mi fortuna, abrió espacios para que nosotros, los jóvenes de entonces, exhibiéramos nuestra incipiente obra en el Palacio de Bellas Artes.

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Me impresionó José Luis por su personalidad. Un gentleman en todo el sentido de la palabra, muy bien vestido, educado, con un lenguaje fino y una conversación fascinante.

Yo era muy joven y fue gracias a Salvador Elizondo, entonces mi novio, que tuve el privilegio de conocerlo. Cuando José Luis Martínez dejó el INBA fue elegido como presidente de la Academia Mexicana de la Lengua; fue entonces cuando empezamos a frecuentarlo y a ser amigos de él a pesar de que era de mayor edad que nosotros. Ya casada con Salvador, lo invitamos por primera vez a nuestra casa a comer con Lidia, su esposa, a quien cariñosamente José Luis llamaba Lupita. Ahí tuve un tropiezo muy vergonzoso que continuaré narrando a ustedes en la segunda parte de este texto sobre don José Luis Martínez...

***Foto: Don José Luis Martínez en su biblioteca, 1999. (CORTESÍA PAULINA LAVISTA)