En 1952, año del nacimiento de mi hermana Elena, tomé conciencia de la idea de ciudad, “mi ciudad”, donde yo, Paulina, de siete años de edad, nací y habito. La Ciudad de México era el eje de las conversaciones de los adultos. “Ya entramos a la modernidad”, decía mi papá; “vayamos a dar un paseo en coche por el flamante Viaducto Piedad”, exclamó. Recuerdo con claridad ese primer viaje por el viaducto. Era de dos carriles y se iba rapidísimo. “En cinco minutos estaremos en el Centro, maestro”, le dijo Felipe, nuestro chofer, a mi papá.
Así visitamos el recién inaugurado Pedregal de San Angel; las rejas y la escultura de Goeritz, asombraban por su modernidad. Era un nuevo fraccionamiento “modernísimo”, con enormes lotes baldíos en un paisaje rocoso con árboles “colorines” que mi abuela llamaba “palosbobos”. La glorieta de la Fuente de Petróleos y Las Lomas de Chapultepec eran otros de los paseos para conocer las novedades arquitectónicas de la Ciudad de México en 1952.
Para los niños habían cambios fundamentales. En primer lugar, la aparición de la TELEVISIÓN. De un día para otro se nos ofrecían espectáculos nunca vistos. Descubría yoprogramas y personajes muy interesantes como Sherlock Holmes, que interpretaba BasilRathbone y que yo imitaba al grado de suplicar a mis padres que me compraran una lupa para investigar y utilizar “la ciencia de la deducción”. A los siete años yo ya sabía que Santa Claus no existía y que en la panza de mi mamá se gestaba un bebé. Un día llegué de la escuela y en el patio había colgados al sol muchos pañales de manta cielo (no había pañales desechables que aparecieron hasta 1980); entonces, al ver los pañales colgados, pude aplicar “la ciencia de la deducción. “Ya nació mi hermanito, verdad?”, le pregunté a mi nana. “Sí, fue una niña”, me contestó.
Yo nací en el barrio de San Ángel, pero a raíz de una tragedia familiar nos cambiamos a la calle Gabriel Mancera, en la colonia Del Valle hacia 1946, cuando yo tenía un año de edad. Viví día a día la construcción de la iglesia que aparece en este artículo. Los adultos la criticaban mucho, decían que era una cosa horrible, un elefante blanco con un monigote. Luego, ya inaugurada la dichosa iglesia, solía yo ir a misa los domingos con mis amiguitos Ivonne y Herman Notholt y Anita Ruiz Lang. Hacíamos travesuras y por un puertecita situada en el coro nos salíamos, aburridos por los sermones, a la azotea a juguetear entre los caprichosos diseños de cemento y azas peligrosos.
En realidad en 1992, cuando realicé las fotografías para un libro sobre el Art-Decó en México, me enteré que la iglesia fue proyectada por un gran arquitecto, del que se me escapa el nombre, en los años 30 y realizada a destiempo en los años 50, cuando ya se había instaurado el modernismo y resultaba anacrónico el Art-Decó…. (Continuará...)
***Foto: Iglesia del Sagrado Corazón, ubicada en la calle Gabriel Mancera, en la colonia Del Valle, 1992. (CORTESÍA PAULINA LAVISTA)