Con motivo de los 90 años del nacimiento del escritor Jorge Ibargüengoitia, me permito recordarlo en esta fotografía que le tomé en 1978, con gran afecto y admiración. De las veladas más agradables que tuvimos con amigos, Salvador y yo, fueron, sin lugar a dudas, las que pasamos junto a Jorge Ibargüengoitia y su mujer, la extraordinaria pintora Joy Laville. Platicar con el escritor guanajuatense era un placer inigualable. Eran una pareja muy similar a la nuestra. Jorge procuraba y le daba la libertad a Joy de trabajar en su pintura y ella le daba la serenidad de su afable carácter y la paz necesaria para que escribiera. Los libros que escribió Jorge nos acompañaron en muchos de nuestros viajes por México, nos llevábamos sendos libros y por las noches era maravilloso leerlos y reír juntos con sus textos sardónicos e irónicos que nos hacían soltar la carcajada y, a veces, llorar. Disfrutamos mucho a Jorge, tanto como amigo y gran conversador, como con su literatura.
Yo, además, tuve el placer de verlo regularmente los viernes en la larga cola que teníamos que hacer en el banco, situado en el centro de Coyoacán (donde hoy hay una librería), para cambiar nuestros cheques. No había medios electrónicos, por lo que cambiar un cheque era muy tardado. Hacíamos fila juntos y realmente se aligeraba la tardanza con la conversación exaltada de Jorge sobre lo expedientes que estaba leyendo para escribir la historia de las “Poquianchis”, libro que tituló finalmente con el de Las muertas.
Fue lamentable que haya muerto tan trágicamente en 1983, en plenitud de su madurez como escritor y dejando, con su ausencia, un hueco insustituible en las letras mexicanas.
Domingo 18. IX. 77.— (…) Por la mañana estuve leyendo la novela de Ibargüengoitia, Las muertas. Me parece excelente y, sobre todo, muy entretenida (…) Por la noche seguí leyendo la novela de Ibar. Hoy la terminaré. Me parece magnífica. No muy original. Se parece a In cold Blood.
Cuaderno de Diario número 46, páginas 217 y 218.
Viernes 27. VII. 79. —(…) Llegó un libro de Ibargüengoitia que se llama Dos crímenes, es una novela. Parece estar muy divertida. Trata de un ambiente de activistas mexicanos de jorongo y barbas (…)
Sábado 28. VII. 79.—(…) Anoche, como no podía dormir, estuve leyendo la novela de I. Está laboriosamente escrita, lo que se nota. Hasta donde voy, me parece mejor Las muertas (…) Por la tarde.— Ya terminé de leer la novela de Ibargüengoitia. Me gustó mucho en resumidas cuentas y, como todos sus libros, se lee de una sola sentada, cosa que pasa poco hoy en día (…) No sé por qué la novela de Ibargüengoitia me produjo una sensación de tristeza muy profunda, más de lo que yo hubiera imaginado. Todo es tan característico y tan amargo.
***Foto: El escritor Jorge Ibargüengoitia paseando por la Plaza de Coyoacán, ca. 1978. (CORTESÍA PAULINA LAVISTA)