El 2018 será clave para el deporte mexicano. Después de 12 meses de poca actividad para algunos de los atletas, llega un momento clave para ellos, para CONADE, para el COM. Es el cierre de mandato deportivo de Alfredo Castillo, es el año en que Carlos Padilla tendrá que buscar alianzas para poder solventar los años previos a Tokio 2020; sí, el año electoral coincide con el inicio de un nuevo ciclo olímpico.
Ante todo esto ¿qué podemos esperar previo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018? Ante el recorte presupuestal de 300 millones de pesos que sufrió el deporte nacional y los compromisos del cierre sexenal, todo indica que nuevamente seremos testigos de una lucha de intereses, con dos viejos conocidos.
Mientras que el Comité Olímpico Mexicano alista las maletas de los 448 atletas clasificados al momento (más los que se sumen) a Barranquilla, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte busca limitar el número de integrantes de la delegación mexicana, pero no crean que con malas intenciones o por falta de presupuesto.
Llevar menos atletas a la próxima justa centroamericana no es un capricho del dirigente de la CONADE. El plan de Alfredo Castillo Cervantes es tener un representativo mexicano mucho más competitivo, uno conformado por deportistas que tengan posibilidad de regresar con alguna medalla o por lo menos finalizar entre los mejores cinco de cada disciplina deportiva que conforma la agenda de Barranquilla 2018.
Con un presupuesto de dos mil 145 millones de pesos comprometido en otros rubros, reducir la delegación mexicana para los JCC no sería una mala idea si esta se sustentará con una estructura deportiva de primer nivel que sostuviera una preparación adecuada para los deportistas nacionales, que elevará su competitividad, pero no, ésta no existe. Los recursos también son limitados y en los últimos meses son pocas las federaciones que reciben apoyo económico para la preparación de sus atletas de cara a los compromisos deportivos en los que México participará en los siguientes dos años.
Seguramente, el Comité Olímpico Mexicano no perderá la esperanza de recibir un fuerte apoyo por parte de CONADE para poder participar como Dios manda. Seguramente, volveremos a ser testigos de un nuevo pacífico “enfrentamiento” verbal, con el que buscarán nuevamente echarse la bolita de una institución a otra. La verdad es que no me gustaría ser ave de mal agüero, pero la realidad es que mientras Padilla busca afianzar las próximas participaciones de sus agremiados rumbo a Tokio, Castillo ya piensa cómo, desde la iniciativa privada, operar su más “grande” proyecto: las Academias. La mira de cada uno está puesta en distintos objetivos y ninguno involucra otro que no sea el personal.
deportes@eluniversal.com.mx
Ante todo esto ¿qué podemos esperar previo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018? Ante el recorte presupuestal de 300 millones de pesos que sufrió el deporte nacional y los compromisos del cierre sexenal, todo indica que nuevamente seremos testigos de una lucha de intereses, con dos viejos conocidos.
Mientras que el Comité Olímpico Mexicano alista las maletas de los 448 atletas clasificados al momento (más los que se sumen) a Barranquilla, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte busca limitar el número de integrantes de la delegación mexicana, pero no crean que con malas intenciones o por falta de presupuesto.
Llevar menos atletas a la próxima justa centroamericana no es un capricho del dirigente de la CONADE. El plan de Alfredo Castillo Cervantes es tener un representativo mexicano mucho más competitivo, uno conformado por deportistas que tengan posibilidad de regresar con alguna medalla o por lo menos finalizar entre los mejores cinco de cada disciplina deportiva que conforma la agenda de Barranquilla 2018.
Con un presupuesto de dos mil 145 millones de pesos comprometido en otros rubros, reducir la delegación mexicana para los JCC no sería una mala idea si esta se sustentará con una estructura deportiva de primer nivel que sostuviera una preparación adecuada para los deportistas nacionales, que elevará su competitividad, pero no, ésta no existe. Los recursos también son limitados y en los últimos meses son pocas las federaciones que reciben apoyo económico para la preparación de sus atletas de cara a los compromisos deportivos en los que México participará en los siguientes dos años.
Seguramente, el Comité Olímpico Mexicano no perderá la esperanza de recibir un fuerte apoyo por parte de CONADE para poder participar como Dios manda. Seguramente, volveremos a ser testigos de un nuevo pacífico “enfrentamiento” verbal, con el que buscarán nuevamente echarse la bolita de una institución a otra. La verdad es que no me gustaría ser ave de mal agüero, pero la realidad es que mientras Padilla busca afianzar las próximas participaciones de sus agremiados rumbo a Tokio, Castillo ya piensa cómo, desde la iniciativa privada, operar su más “grande” proyecto: las Academias. La mira de cada uno está puesta en distintos objetivos y ninguno involucra otro que no sea el personal.
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