La final del Apertura 2017 de la Liga MX nos ha traído a los dos mejores equipos del torneo, Monterrey y Tigres , no es una casualidad que estos dos conjuntos hayan llegado hasta esta instancia, no ha sido fortuito, nada fácil, requirió de mucho trabajo en cada una de las áreas que conforman sus estructuras tanto comerciales como deportivas, derivado de ello, han podido realizar lo que muy pocos: abrir la cartera.
Tigres y Monterrey tienen las plantillas más caras del futbol mexicano, los felinos tienen un costo de 68 millones 420 mil dólares, su jugador más caro es el ecuatoriano Enner Valencia, que tiene un valor aproximado de 11 millones 560 mil dólares; mientras que Rayados tiene un valor de 55 millones 24 mil dólares, siendo Dorlan Pabón y Rogelio Funes Mori los jugadores más caros con cinco millones de dólares cada uno... impresionantes montos, ¿verdad?
La inversión realizada les ha funcionado, están en la final del campeonato, ninguno tiene el título acreditado, pero el funcionamiento de sus estrellas extranjeras ha redituado.
Esto me lleva a pensar en la diferencia abismal que hay con el resto de los equipos que militan en la Liga MX, no existe una regla, ni límite, cada quien gasta en su armado de acuerdo con su presupuesto, pero ¿es justa la diferencia de 53 millones que separan a Lobos BUAP de Tigres?
Disparidad, eso es lo que existe en la Liga MX. Se crea una desventaja clara entre los dieciocho conjuntos del máximo circuito del futbol mexicano, y esto se refleja durante todo el torneo, es un cuento que nunca acabará: el que trae buenos jugadores generará espectáculo, este bien jugar atrae público, el que lo hace llena su estadio, y al hacerlo, llamas la atención de los patrocinadores o facilitas la comercialización del equipo, esto trae dinero, y el billete compra a esos jugadores que te llevan a pelear por un título.
El espectáculo va en función de la competencia, así es el mercado, así es el futbol, la desventaja económica es clara y son pocas las formas en las que se puede equilibrar. Un tope salarial ayudaría, pero, ¿es viable en un futbol donde no se declara del todo los valores reales de las transacciones?, ¿tiene la Liga MX facultad para poder auditar y ser un SAT virtual?
Utópica teoría, guajiro pensamiento, todo seguirá igual, al final, aquí, la cartera es la que manda.