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La cuarta transformación de la historia de nuestro país, que el Lic. Andrés Manuel López Obrador ha venido planteando en sus discursos desde la contienda electoral de 2018, parte de la existencia mexicana de tres transformaciones que impactaron de forma relevante la organización social, política y económica del país. La primera transformación se ubica con el movimiento de Independencia de 1810; el segundo con la Reforma constitucional de 1857; una tercera transformación con la Revolución mexicana de 1910; y la cuarta transformación a partir del 2018. Estas cuatro transformaciones comparten ciertas características, como la organización colectiva que se manifiesta ante el hartazgo social, el descontento por los privilegios de una clase dominante, de instituciones políticas meramente extractivas y de prácticas como la corrupción que se han vuelto un problema sistemático, ya que atraviesa a las instituciones públicas, así como a las privadas y este mal es el que ha provocado que aproximadamente el 73% de la población opine que las instituciones son opacas y por lo tanto se genere desconfianza.
Uno de los compromisos del ahora presidente electo Andrés Manuel López Obrador, fue acabar con la corrupción ya que este es una de las causas de la desigualdad y desconfianza en las instituciones por parte de los ciudadanos, esto ha dañado por mucho tiempo al país, en el sentido que las instituciones no pueden cumplir con los principios de imparcialidad y justicia, crean ventajas para un pequeño grupo de la población, dejando rezagados a los más vulnerables que son los que no pueden pagar esos tratos especiales.
AMLO en su proyecto de nación 2018, propone un cambio desde arriba, es decir desde las instituciones, leyes y organizaciones, sin la necesidad de ejercer violencia, pero si hace un llamado a un cambio en la sociedad, un cambio para que la cuarta transformación como las tres anteriores mencionadas tenga un impacto real en el funcionamiento del país, sin duda parece ser que mantiene una concepción muy optimista de la cuarta transformación, ya que si observamos los contextos en los que se dieron los hechos históricos de la Independencia, la Reforma y la Revolución son distintos y actualmente nos enfrentamos a un nuevo reto, y es el gran dominio del poder económico, nos regimos bajo un sistema económico capitalista, en donde la acción del Estado se ha visto opacada por el mercado, así mismo la sociedad no es la misma, cada vez se nota menos resistencia al sistema económico que impera en la mayoría de los países, sería muy radical decir que no hay resistencia, pero en los casos en que si la hay parece ser efímero, esto nos lleva a cuestionarnos del ¿por qué las resistencias y el interés colectivo por los problemas sociales se desvanece tan rápido, aún cuando hay un creciente vacío entre pobres y ricos?.
El sistema neoliberal trajo consigo la implantación de ideales seductores y cautivadores, donde el individuo es el más importante, ya no el colectivo, al parecer no hay un enemigo visible que pueda restringir la libertad, sino es el mismo individuo quien se acompleja, quien trabaja y se explota a sí mismo, quien también se vuelve albergue de reclamos y exigencias por su logros o fracasos, sin voltear a ver a su entorno y sin preocuparse por nadie que no sea el mismo; hay un predominio del conformismo por los problemas y cambios sociales, es la sangre neoliberal, en donde la falta de empatía y la violencia presentada en muchas formas es lo que predomina.
Esta manera de pensar, considero que es el principal reto que nos aqueja como sociedad, y es el mismo para que exista realmente una cuarta transformación, la sociedad se ha ido separando de los principios de cooperación y de apoyo, al contrario, se envuelve en una burbuja, en un aislamiento que contagia a los demás y que se vuelve una competencia constante, carente de solidaridad, los individuos están pensando solamente en ellos, en sus propios intereses y en lograr ser mejor que el otro; estas prácticas en las que se deslindan del compromiso de formar una sociedad más justa, menos desigual, y que representa una serie de obstáculos para la consolidación de una sociedad hábil de interconectarse y solidarizarse.
La cuestión es ¿seremos capaces de una cuarta transformación?, el hecho de que más de 30 millones de personas, es decir más del 53% de la lista nominal saliera a votar el primero de julio, nos habla de un momento histórico, pues la participación se considera la más alta de la historia, la votación de 2018 representó la mejor oportunidad para replantearse cuestiones sobre el futuro del país, de evaluar los estragos de las reformas estructurales; de la creciente desigualdad; violaciones a derechos humanos; de miles de muertos, desaparecidos y feminicidios; de los altos niveles de corrupción e impunidad; que tuvieron su auge durante el gobierno de Enrique peña Nieto, después de mucho tiempo se dio la oportunidad de expresar por medio del voto el repudio a un gobierno y grupos políticos que por mucho tiempo ha estado en el poder y que se ha dedicado a saquear al país, este conjunto de males fueron los que alimentaron nuevamente el interés por organizarse, por modificar las estructuras y fueron las mismas que detonaron que millones de personas votaran por un cambio que promoviera una sociedad más justa.
Para empezar el cambio y modificar el individualismo y al país, tendríamos que sacar del pensamiento de una gran mayoría el racismo, la discriminación en general, la falta de empatía y crear una sociedad que pensara en colectivo y para el colectivo, en donde los sentimientos de rencor y resentimiento se hicieran a un lado y pensar de una manera más racional y con sentido de amor al prójimo para resolver los problema que aquejan a nuestra sociedad.