La gente votó el 1 de julio como lo hizo, porque espera que haya un combate frontal a la corrupción, la impunidad y la violencia en el país. Es algo que tiene claro Santiago Nieto, quien estará al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda en el próximo gobierno. Fue, de hecho, lo primero que me dijo en entrevista luego de que se anunciara su futuro nombramiento. Se trata de un cargo clave porque, tanto el próximo secretario de Seguridad Pública Alfonso Durazo, como el de Hacienda Carlos Urzúa, han adelantado que la estrategia para combatir a la delincuencia será seguir la pista del dinero para atacar a las estructuras financieras de los criminales.
En esa misma conversación, Santiago Nieto me dijo enfático que no solamente irán tras las ganancias generadas por el crimen organizado, irán también por “los recursos de procedencia ilícita emanados de las autoridades gubernamentales y el lavado de dinero por parte de grupos empresariales.”
Le pregunté entonces si un manejo de dinero en efectivo como el que hubo en el fideicomiso de Morena a favor de los damnificados por el sismo encendería las alertas de la Unidad de Inteligencia Financiera que encabezará. Para mi sorpresa, respondió que sí. Habló de la falta de pruebas que llevó al tribunal electoral a anular la multa en contra del partido y de que era un fideicomiso privado. Insistí en las cantidades en efectivo. ¿Encenderían las alertas? “Por supuesto que sí.” Esa fue su respuesta.
No es un asunto menor. Del próximo gobierno se espera un combate frontal a la corrupción. Algo así solo puede lograrse siendo ejemplo de transparencia y honestidad, y la forma en que se manejaron los recursos de ese fideicomiso está lejos de serlo.
HUERFANITO.
Quintana Roo no ha podido arreglar sus problemas de inseguridad y enfrenta ya un nuevo reto: el sargazo. Es inédita la cantidad que llega a las costas de esta alga que no solo resta belleza a las famosas playas quintanarroenses, si no que es una amenaza para el ecosistema. El apoyo que ha fluido desde el gobierno federal no ha sido suficiente. Las autoridades locales se esfuerzan, pero parecen rebasadas. Urge atender eficazmente este problema que, todo indica, llegó para quedarse.