La pregunta no terminaba de salir de los reporteros españoles, cuando Zinedine Zidane contestó con un misil que salió de su boca: “No estamos en crisis”.
Así de claro, después del partido en Wembley cuando el Tottenham derrotó al Real Madrid con una contundencia que dejó a medio mundo futbolístico con la boca abierta. Poco importa el marcador de 3-1, sino cómo los de Mauricio Pochettino hicieron ver a los merengues, que parecían un equipo viejo, anquilosado, sin preparación atlética y cansado.
Marcelo (de 29 años) y Casemiro (de 25) tuvieron una pesadilla tratando de agarrar a Delle Ali (de 21), quien se burló de ellos todo el partido.
El joven equipo de Spurs, literalmente borró del césped de Wembley al Real Madrid. Hacía cinco años que los blancos no perdían un partido de la fase de grupo de la Champions League, pero la de ayer no fue nada más una derrota. Fue un gran llamado de atención para todos sus integrantes, con baile incluido.
Seguro que el Real Madrid se va a levantar, no hay duda de ello, porque tiene un plantel rico en figuras, pero ahora la presión estará ahí, más que nada, por esa temida diferencia de 8 puntos con el acérrimo rival en La Liga.
Mientras tanto, en el estadio San Paolo, el Manchester City visitaba al Nápoli. La escuadra de Pep Guardiola mostró otra vez una convicción feroz que fue demasiado para el usualmente brillante equipo de quien fuera alguna vez empleado bancario, Maurizio Sarri (hay que destacar que la prioridad número uno en Nápoles es el título de la Serie A).
Pep lo único que quiere es hacer la mayor cantidad posible de goles en cada partido. Y sus jugadores lo siguen a muerte: ayer fue 2-4, pero esto mete miedo a todos los rivales, luego de que en 16 partidos oficiales jugados esta temporada, ya convirtieron 49 anotaciones. Un promedio de más de 3 goles por partido. Hoy por hoy son los candidatos en esta Champions, junto al PSG.
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