Que nadie crea por un minuto que esta situación con Ronaldo empezó hace unos días. Ha sido la misma historia desde que llegó en el 2009.
Un jugador que nunca se sintió “mimado” y “respetado” ni por Florentino Pérez ni por los fanáticos. Por tres años no recibió un aumento porque el Real Madrid le seguía pagando una millonada a Kaká (aunque estaba lesionado tenía que abonarle el sueldo), y después, a pesar de renegociar el contrato un par de veces, siempre ha tenido que rogar y utilizar a la prensa amiga para gritar a los cuatro vientos que no estaba feliz con la situación.
Desde el verano de 2014 que Ronaldo viene coqueteando (o ¿amenazando?) con su regreso al Manchester United. Todos los años ha sido el mismo cuento con el ya escuchado: “Si aquí no me quieren me voy”.
Es posible que, desde el punto de vista de CR7, las cosas sean un poco distintas esta vez. Él siente esa falta de aprecio en Madrid. Ni siquiera 422 goles en 418 partidos o los 14 títulos logrados lo han hecho ídolo entre los aficionados merengues, quienes le han llegado a silbar en algún momento. Y haber convertido sólo 4 goles en La Liga tampoco ayuda.
Ed Woodward (quien maneja todos los negocios del Manchester United), ya no cree en esa cansina táctica de usar al United para conseguir más dinero de Florentino. ¿Qué equipo en el mundo pagaría 100 millones de euros por su pase y un salario de casi 50 millones de euros por año? Cristiano cumple 33 el mes que viene y definitivamente está en la curva descendente de su carrera (aunque este fin de semana convierta un hat-trick esa es la realidad). A eso hay que sumarle si Jose Mourinho realmente quisiera trabajar con él, aunque desde el punto vista comercial y de marketing sería un golazo económico para el equipo que genera más ingresos en todo el mundo: 765 millones de dólares el año pasado.
A Cristiano no le queda de otra que quedarse en el Real Madrid o venir a la MLS para crecer su marca. Ningún equipo le va a pagar sus demandas económicas a su edad (ni siquiera el PSG). Un jugadorazo que no se da cuenta que los tiempos cambian y los años pasan. Y que nada es para siempre. Y si no, recordemos que hasta Alfredo Di Stefáno se tuvo que ir por la puerta de atrás durante la presidencia de don Santiago Bernabéu. Ten cuidado Cris, porque la historia SIEMPRE se repite.
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