Han pasado trece meses de gobierno de facto y de Derecho y, pese a las innumerables denuncias mediáticas de supuestos actos de corrupción cometidos por personajes encumbrados del pasado reciente, sólo Juan Collado está en la cárcel. Mas la inexorabilidad está en curso. Hay indicios que apuntan a que, en breve, el antiguo régimen crujirá, en su último estertor.

La pinza, jurídica y políticamente, se cierra alrededor de ex funcionarios que estuvieron en la cima. Su margen de escapatoria se reduce día con día. Todo apunta a que pronto llegará el momento en que deberán responder por sus robos y perversidades, por más resistencia que opongan con los muchos medios con que cuentan.

En ese proceso, que avanza subterránea, pero firmemente, según comentarios de allegados al Príncipe, es cada vez más probable que la justicia alcance, por primera vez en la historia, a algunos ex presidentes, con lo cual se derrumbaría el mito de que son intocables. De ocurrir eso, se recuperaría la dignidad nacional, la confianza, y cuantiosos recursos para paliar la situación económica.

—“No veo por dónde puedan escapar. No tienen salida. Lo que hicieron es inmoral. No tienen perdón. En muy pocos gobiernos se había llegado a los extremos que la gran mayoría del primer nivel tocaron durante el último sexenio. Protagonizaron la peor orgía del latrocinio público”, confía, bajo pedido de absoluta reserva de su identidad, uno de los hombres más allegados a Palacio Nacional.

Por eso, la ley apunta ya hacia políticos eventualmente relacionados de manera directa con lo que se consideran acciones desmesuradas de corrupción y enriquecimiento indebido con recursos públicos.

Eso, aunado a uno de los casos más escandalosos, al que por más recursos legales que se interpongan para procesar a los beneficiarios-responsables, podría implicar, sin más, a quien más se menciona como receptor de recursos ilegales.

Se derrumbaría la figura del Tlatoani, “sagrado” por usos y costumbres. Y emergería plenamente el estadista con toda su fuerza, en virtud de su comportamiento simplemente humano, en que reconoce y se autoimpone límites, usualmente desdeñados por las “divinidades terrenales”.

Poseedor del timing como pocos, el presidente Andrés Manuel López Obrador administra con gran precisión los temas y los asuntos públicos. Ubica muy bien, siempre, sus targets. Su estilo de gobernar pareciera mantenerlo en la inacción, la indecisión o la indefinición. Cuesta trabajo entenderlo. Pero tiene una visión clara de lo que quiere. Le impone su ritmo y su dinámica. La evidencia es que, pese a las críticas, ataques y oposiciones a su proyecto, el país sigue adelante.

En esa ruta, se procesa cuidadosamente el castigo contra los prevaricadores, mirando a sacar el máximo provecho. Encarcelarlos, producirían un enorme desahogo y una profunda satisfacción a la sociedad; y a él, un mayor consenso y márgenes de actuación para decidir casi cualquier cosa.

—“Las decisiones del presidente siempre tienen un cálculo preciso en tiempo y forma. Contra lo que algunos creen, los alcances y efectos de lo que piensa son previstos casi matemáticamente. De todo lo que ha hecho, empezarán a verse resultados muy pronto. Paciencia es la clave”, dice con mesura y seguridad, casi despreocupadamente, nuestro interlocutor.

Seguridad y despreocupación que, por supuesto, no podrán tener quienes saben que se les saben… los hurtos que han cometido.

Sotto Voce…

Alfonso Cepeda Salas, líder del SNTE, consolida a su gremio con una importante participación en las leyes secundarias de la reforma educativa, y en el Consejo Educativo Internacional, al que fue integrado durante el Consejo Mundial de ese organismo celebrado en Tailandia… Deslumbrante, la capacidad oratoria de Miguel Barbosa. La reflejará gobernando Puebla. Hará una gestión extraordinaria…

Correo: ombeluniversal@gmail.com
Twitter:@mariobeteta

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses