Los ciudadanos que ejercerán su voto el próximo primero de julio tienen una doble y difícil tarea que hacer antes de plantarse frente a las urnas: decidir por quién votar y cómo votar. Es la confusión.

El cargo principal por el que van a sufragar unos 30-40 millones de personas, de un padrón que montaría al doble, es el de presidente de la República. Despejar esa opción, en sí misma, ya es difícil.

Difícil, porque, con un escenario en el que hay tres candidatos con posibilidades de acceder a ese puesto, la realidad de hoy puede cambiar en cualquier momento.

Las encuestas dicen ahora que Andrés Manuel López Obrador mantiene una ventaja de años, pero aún queda la duda de lo que sus contrincantes harán para evitar que se haga de Los Pinos.

Los errores que está acostumbrado a cometer en la víspera, los pleitos gratuitos y a destiempo que ha trabado, mantiene y atiza con distintos sectores, especialmente el empresarial, podrían definir, como él mismo dice, la máxima de que “la tercera es la vencida”, puede ser su vencida.

El discurso de que las mediciones son la fotografía de un momento es viejo, pero real. Lo que diga hoy cualquier ejercicio demoscópico puede cambiar en un instante. Ya ha ocurrido en México y en el mundo. Así, nadie en su sano juicio podría dar nada por un hecho.

Detentador del poder por 70 años ininterrumpidos, ausente de éste entre 2000 y 2012 y de regreso hace seis años, es absolutamente impensable que el PRI se resigne a perderlo.

Conocedor profundo de la forma como funciona el sistema, cerebro y corazón que le dio vida por décadas y lo recreó siempre con todo tipo de métodos, ese partido luchará con todos los medios para revalidar su estancia en el máximo poder político nacional.

Los 44 días que le quedan para cristalizar esa hazaña parecen pocos. Pero no puede descartarse un vuelco. Si AMLO no se tropieza con su lengua, el poder constituido buscará hacerlo caer. Es legítimo. Cualquiera haría lo mismo. No pocos lo han hecho.

Su candidato, José Antonio Meade, reputado como funcionario probo y correcto, preparado y honesto, acostumbrado a dar buenos resultados, es la mejor cara que puede poner ese partido frente a una sociedad innegablemente desencantada.

El cinco veces secretario de Estado ha reiterado que quien está en la boleta es él, no el PRI, ni el Presidente, ni todos cuantos le han hecho daño a esa institución. Si esa disociación es aceptada socialmente, pese a la desventaja que tiene en las encuestas, puede ganar. Con la estrategia idónea, podría cristalizar esa posibilidad. El panista Ricardo Anaya, igualmente, hará todo lo posible para alcanzar al puntero, pero con todo y que las encuestas lo ubican en segundo lugar, deberá enfrentar todavía muchos obstáculos.

Tan sólo en la elección de presidente, para la ciudadanía es difícil decidir, ahora, por quién votar. Alguna situación, un hecho inesperado, que jamás debe dejar de considerarse, podrían ayudarla a decidir incluso en el último momento.

Empero, el trilema no concluiría ahí. Los 18 mil 367 cargos que estarán en juego en poco más de un mes plantean serias dificultades en cómo sufragar, aun asumiendo que ese derecho para hacerlo por el candidato presidencial se haya superado.

Votar por 9 gobernadores, 500 diputados, 128 senadores, 984 diputados locales, mil 614 alcaldes, mil 783 síndicos y 13 mil 348 regidores obliga a cruzar un mundo de boletas, de lo cual se puede esperar poca claridad, certeza y rapidez en el ejercicio de ese derecho.

Aun así, la obligación ciudadana es participar. Hacerlo por los que cada cual considere mejores, evitará lamentos y dramas a posteriori.

Y ese acto debe tener una correspondencia. A lo menos que están obligados todos y cada uno de los contendientes, empezando por quienes quieren llevar la dirección del país durante el próximo sexenio, es predisponerse a reconocer, con honestidad y gallardía, madurez y civilidad, la voluntad popular que, soberana, se dará los gobernantes que desea. Más aún porque, como se espera, la contienda se definirá por un margen muy pequeño.

SOTTO VOCE… En el círculo más cercano a Ricardo Anaya se comenta que, en caso de ganar la Presidencia, el actual presidente del PAN, Damián Zepeda, sería el nuevo Juan Camilo Mouriño… Adán Augusto López, candidato de Morena a la gubernatura de Tabasco, va en caballo de hacienda con 50.21% de la intención del voto en la última encuesta de Massive Caller. Sus contrincantes no pintan. Ni para qué mencionarlos. El deterioro del ambiente económico, político y social de esa entidad, cuyo desgobernador, Arturo Núñez, repta siempre al capricho de la primera dama estatal, le garantizan el triunfo… El segundo debate entre los candidatos presidenciales, según se prevé, generará otro escenario en que alguien tendrá que dejar de lanzar las campanas a vuelo… Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho de la UNAM, fue condecorado por la ALDF con la Medalla al Mérito Docente por su brillante trayectoria académica, con modestia recibió ese reconocimiento en nombre de la institución que encabeza.

ombeluniversal@gmail.com, @mariobeteta

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