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Sea quien fuere el próximo presidente de la República, está irrecusablemente obligado a conciliar, unir y armonizar a los mexicanos. Sobre esa base, se abrirán todas las posibilidades para avanzar hacia mejor como país; sin ella, no son imposibles los fracasos. ¿Preverán esa imperiosa necesidad José Antonio Meade, Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya?
La historia de México, atravesada por diferencias sociales y económicas abismales, debe cambiar. Radicalizadas, han derivado en incontables ocasiones en luchas sangrientas. Se han acentuado a lo largo de las últimas tres décadas por el modelo económico.
Hoy, la sociedad está polarizada entre pocos muy ricos, sector donde hay no pocos políticos, y muchos muy pobres. La clase media, amortiguador de problemas y antídoto contra la discordia y las confrontaciones, es un grupo cada vez más reducido que ya no cumple esa función. Hoy, la pugna es abierta y radical como nunca. Pero el país cuenta con un sistema de partidos y con instituciones electorales que, aún con graves deficiencias, regulan los conflictos periódicamente por medio de las elecciones.
Esta práctica data ya de muchos años. Pero por décadas, ni los métodos, ni los procesos, ni los resultados, que se asumen falsamente como democráticos, han ganado prestigio. Mucho menos los partidos y los políticos. Hoy, estos son quizás los entes más desacreditados.
Cada justa electoral, invariablemente se traduce en las peores prácticas políticas. Se incurre en todo tipo de irregularidades. Quienes buscan un cargo electivo, esgrimen cualquier recurso para tratar de destrozar al contrario. Actúan como enemigos. Por lo general, quien pierde una competencia, imputa fraude al que la gana. Desnaturalizan la política. Hacen de ella lo que no es. Provocan que la sociedad se aleje de ese ámbito.
Estoicamente, el país ha resistido. Pero muchos estudios refieren datos consistentes que reflejan una población cansada, frustrada y amargada. Y por ello, indeclinablemente determinada a protagonizar un cambio.
¿Han percibido López Obrador, Meade y Anaya en toda su dimensión esa angustia social? ¿Están preparados, sea quien fuere el que gane los comicios del próximo primero de julio, para canalizar esa desbordante fuerza colectiva que hoy subyace expectante ante el desenlace de la sucesión presidencial?
Los próximos comicios muy probablemente sean la última oportunidad que tiene el país para reencontrarse, cohesionarse y buscar, unido, los objetivos que son de todos.
Los candidatos tienen que ser conscientes que no podrán enfrentar solos los problemas y que tienen que resolverlos organizada y racionalmente.
En este país, por muy buena que aparentemente sea la situación para algunos miles de personas, es innegable que quieren vivir en paz, en la tranquilidad de que su vida y sus bienes están seguros, que no están expuestos al zarpazo de un acto delictivo, ocasión en que todo puede cambiar o terminar para una víctima.
El candidato que gane la Presidencia enfrentará como máxima demanda y con una enorme presión ciudadana, haya o no votado por él, que resuelva en el corto plazo la inseguridad que se vive en todos los niveles.
La falta de oportunidades y para educarse que impacta a millones de jóvenes, no puede mantenerse en ningún caso. El potencial que representan no puede seguir drenando hacia actividades cuya peor expresión es el delito.
La desigualdad es una llaga que no puede seguir abierta. La pobreza debe ser un asunto de atención prioritario.
Trabajar en esas y otras importantes tareas reclama una indubitable visión de Estado. La conservación de esta entidad únicamente es posible si tienen como base la conciliación, la unidad y la concordia.
En el desempeño de Anaya, AMLO o Meade en el Ejecutivo, esas premisas son indispensables si desean tener un gobierno estable y un país avanzando.
La situación, salpicada de adversidades internas y externas, ya no puede reducirse a administrarla. Es imperativo atender todas sus complejidades. Las soluciones son tan urgentes como vitales. Sólo entonces habrá un encuentro consistente, real y duradero para pacificar al país y posibilitar el progreso que anhelamos.
SOTTO VOCE… José Ramón Amieva, jefe de Gobierno de la CDMX, tiene un enorme desafío con el tema la seguridad. Sobre todo en los días que correrán hasta el primero de julio… Sin reservas, Omar Fayad hace todo cuanto puede por frenar a los candidatos en Hidalgo, especialmente a Julio Menchaca, quien será senador por Morena y, en su momento, su posible sucesor… La Suprema Corte de Justicia de la Nación resolverá en breve dos casos adicionales a los tres que ya dictaminó, para despenalizar el uso de la marihuana con fines lúdicos. Así, se sentaría jurisprudencia para hacer efectivo ese derecho en todo el país. Sería muy ilustrativo que los expertos en salud, narcotráfico e impuestos del país, se asesoraran al respecto del gobierno de Canadá, que hará efectiva esa medida desde el 17 de octubre próximo.