En la constante universal y permanente en la que todos los políticos ofrecen todo para acceder al poder, México no es excepción. Y en la que las promesas por doquier no se cumplen, tampoco. Esta, es la principal motivación de las sociedades para cambiar de gobernantes y partidos. Así ocurrió aquí en 2018. Es imprescindible aprovechar el momento y evitar que se repita esa triste historia.
La mudanza que produjeron 30 millones de electores fue posible porque, por décadas, el mismo partido y los mismos políticos ofrecieron El Edén. Cayeron porque la gente se hartó de esperar. México creyó que la alternancia le cumpliría lo prometido, pero el desastre fue peor. Volvió al pasado y su paciencia se agotó por el descaro y la corrupción.
Así, puso sus esperanzas en la izquierda, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, en su perseverante lucha de veinte años.
Mas, con cinco meses en el máximo cargo político y otros cinco en que lo ejerció de facto entre su victoria y su ascensión, ¿qué tienen los mexicanos?
La transformación que ofreció es un proceso y sus resultados sólo se verán paulatinamente. Pero ¿qué ánimo prevalece en la sociedad? ¿Aguarda a que el cambio se concrete en algún momento? ¿Se están dando al menos las condiciones para creer eso? ¿Hay elementos para alentar expectativas de una mejor seguridad, de un ataque eficaz a la corrupción y a la impunidad, y de la observancia del Derecho?
Esas preguntas tienen respuesta ora en sectores específicos, ora en la población. La economía, que a todos atañe, para empezar, no va tan bien como muchos aseguran. Instituciones financieras nacionales y extranjeras prevén un crecimiento raquítico. En el primer trimestre apenas alcanzó 0.2%. La tendencia sigue a la baja. La OCDE estima 1.6% para este año. Los empresarios siguen en la incertidumbre por las decisiones que se han tomado y por el rumbo que se está siguiendo.
La inseguridad, que también involucra a todos, está a la alza. El primer trimestre de 2019 fue el más violento de toda la historia. Y la carnicería no cesa. La postura oficial de que en tres años se empezarán a ver resultados, no puede alegrar a nadie. Con eso, el gobierno no podrá recrear la confianza social que se expresó en las urnas.
La corrupción, que laceró al país por décadas, sigue presente. Cada día surgen evidencias de los niveles que alcanzó, sobre todo recientemente. Los multimillonarios, hechos a la sombra del poder, se exhiben sin pudor porque son intocables para el gobierno. ¿Podría esperar que la gente apoye su política de perdón-impunidad, cuando votó precisamente porque se castigara? Es necesario ver evidencias de la 4T.
Más que recordarle que fue saqueada y burlada ruinmente, a la gente hay que presentarle pruebas de que se encausará a los corruptos y que serán sancionados.
El propio presidente ha dicho que es válido rectificar cuando se ha errado. Es humano. Es loable. Habla de la sencillez, sensibilidad y disposición a escuchar y corregir, lo cual todos esperan de él.
SOTTO VOCE...
Indispensable que, de manera conjunta, en el combate a la inseguridad y la corrupción, se empiecen a dar resultados concretos para alcanzar, a mitad del sexenio, un crecimiento mayor al 2%, como se estipula en el Plan Nacional de Desarrollo. Esa es condición para la atracción de nuevas inversiones y la generación de más empleos... La SHCP no logró publicar las prebases de licitación para las compras consolidadas del sector salud. Serán publicadas el 13 de mayo. Birmex se frota las manos. Presume “negociaciones”… Con la UNAM envuelta en la violencia y la UAM paralizada por más de tres meses, ¿se puede pensar que mejorará la educación?
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@mariobeteta