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Ayer, jueves 14 de diciembre, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), por iniciativa de su presidente en la era Trump, Ajit Pai, votó por eliminar las regulaciones sobre neutralidad de la red.
La iniciativa de Pai no solo desmantela las medidas impulsadas por la administración Obama, sino las que han sido incorporadas a la World Wide Web (WWW) desde su invención, y que Tim Berners-Lee —su creador— incluso afirmaría como su principio fundamental.
Eliminar la neutralidad de la red reportará enormes beneficios a sus verdaderos promotores: los principales proveedores de acceso a Internet (ISP), particularmente AT&T, Comcast y Verizon.
Los voceros de esas compañías sostienen —como Pai— que las regulaciones existentes en materia de neutralidad de la red históricamente han obstaculizado las inversiones e innovación.
Sin embargo, como recientemente señaló Wired, a pesar de las restricciones derivadas de la neutralidad de la red, muchos proveedores de banda ancha en realidad aumentaron significativamente sus inversiones. Aún con la neutralidad de la red, la banda ancha les ha representado un atractivo negocio.
Si bien AT& T, Comcast y Verizon se han comprometido en no bloquear o restringir contenidos, y han realizado gran promoción de sus compromisos en materia de neutralidad de la red, más allá de pronunciamientos, su comportamiento empresarial deja muchas dudas.
Comcast, por ejemplo, recientemente eliminó su promesa original en materia de neutralidad de red —el mismo día que la FCC anunció su primer borrador para apelar estas regulaciones—. El futuro de Internet no debería depender de las promesas de buen comportamiento de los proveedores de servicios.
Los grandes proveedores de acceso considerarán como prioritarios sus propios contenidos, así como los contenidos de sus socios. AT&T, por ejemplo, ya permite que su servicio de transmisión de video DirecTV Now evite los límites de datos de los suscriptores móviles.
Es importante tener presente que en la Unión Americana, el 51 por ciento de los estadounidenses hoy solo tiene un ISP para elegir. Los monopolios en servicios de banda ancha no representan motivo de preocupación para Pai y Trump, quienes en la eliminación de la neutralidad de la red conciben la posibilidad de controlar la circulación de los contenidos, a través, claro, de los ISP.
Los proveedores de servicios de Internet no podrán crear de inmediato carriles rápidos para algunos contenidos, mientras bloquean o estrangulan a otros, imponiendo tarifas más elevadas a los usuarios que pretendan tener acceso a determinado tipo de contenidos, pues la decisión de la FCC será cuestionada en tribunales por grupos como Free Press.
Algunos organismos también impulsarán la creación de leyes estatales para proteger la neutralidad de la red, a pesar de que la orden de la FCC impide que los estados definan sus propias reglas de neutralidad de la red.
Sin embargo, la gran batalla se librará en el Congreso, donde organismos como Free Press, Demand Progress y otros grupos cabildearán a los congresistas para intentar revocar la decisión de la FCC.
Para poder revertir la decisión de la FCC serán necesarios 218 votos de los miembros de la Cámara, situación que parece muy complicada, si reparamos en el hecho de que el organismo es dominado por el Partido Republicano. El 14 de diciembre efectivamente estableció un parteaguas en la historia de Internet.